Desmond Morris, en El mono desnudo, hace una serie de deducciones muy interesantes y llenas de lógica, que expone a la consideración pública. Una de esas conjeturas viene a ser la de que una persona enferma cuando necesita cariño. Es en esas ocasiones cuando a uno le llevan calditos a la cama y lo tratan con más mimos que de costumbre. Eso, al menos, es lo que me parece recordar que dice el libro. No lo he comprobado porque si no dice eso exactamente, dice algo parecido.
Es decir, su teoría viene a suponer que nuestro psiquismo y nuestras expectativas influyen en nuestra salud corporal. Algo similar ocurre con la clase médica, que busca levantar el estado de ánimo de los pacientes, pues considera que el optimismo ayuda en la curación de las enfermedades.
Siguiendo ese modo de pensar, se puede inferir que en nuestros días hay poca ilusión por la vida y también mucho temor por la vida que puedan llevar los posibles hijos. En épocas en las que a pesar de que la vida pudiera ser difícil, o incluso penosa, la gente podía soñar y quizá era por eso por lo que nacían muchos niños. Hoy en día se busca la satisfacción inmediata, todo el mundo se cree con derecho a todo, a la fama y al lujo, y esto al final sabe a poco. Si todo lo que da la vida de sí es esto, es lógico que el personal se desilusione.
Acaso, al final, la culpa de todo la tenga el sistema educativo español. Debería enseñarse a los jóvenes a marcarse metas elevadas, a elegir figuras históricas como modelos a los que imitar, como sugería Julián Marías, creo que con enorme acierto, y a no buscar los éxitos fáciles, sino acostumbrarlos a marchar por la senda del esfuerzo y el sacrificio. Sólo lo que se obtiene de este modo se disfruta plenamente. Es entonces cuando la vida alcanza sabor y se piensa que merece la pena.
Es decir, su teoría viene a suponer que nuestro psiquismo y nuestras expectativas influyen en nuestra salud corporal. Algo similar ocurre con la clase médica, que busca levantar el estado de ánimo de los pacientes, pues considera que el optimismo ayuda en la curación de las enfermedades.
Siguiendo ese modo de pensar, se puede inferir que en nuestros días hay poca ilusión por la vida y también mucho temor por la vida que puedan llevar los posibles hijos. En épocas en las que a pesar de que la vida pudiera ser difícil, o incluso penosa, la gente podía soñar y quizá era por eso por lo que nacían muchos niños. Hoy en día se busca la satisfacción inmediata, todo el mundo se cree con derecho a todo, a la fama y al lujo, y esto al final sabe a poco. Si todo lo que da la vida de sí es esto, es lógico que el personal se desilusione.
Acaso, al final, la culpa de todo la tenga el sistema educativo español. Debería enseñarse a los jóvenes a marcarse metas elevadas, a elegir figuras históricas como modelos a los que imitar, como sugería Julián Marías, creo que con enorme acierto, y a no buscar los éxitos fáciles, sino acostumbrarlos a marchar por la senda del esfuerzo y el sacrificio. Sólo lo que se obtiene de este modo se disfruta plenamente. Es entonces cuando la vida alcanza sabor y se piensa que merece la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario