martes, 14 de octubre de 2008

Una dimisión en Valencia

Lógicamente, no podía ser otra que Elena Negueroles, que es la única que mantiene una opinión propia. Ha dimitido del Consejo Valenciano de Cultura y vistos los motivos que aduce no estaría de más suprimir de una vez y por todas el citado CVC. Este consejo no fue capaz de decir que no cuando se cometió la ilegalidad con el Teatro Romano de Sagunto. En su dictamen fueron complacientes con el gobierno valenciano de entonces. También, salvo la citada Elena Negueroles, fueron complacientes con el gobierno valenciano actual tras la sentencia de los tribunales de justicia.
Ahora el Consejo se niega a discutir el maltrato a los animales, tan frecuente en las fiestas de los pueblos. Naturalmente que hay que prohibir todas esas fiestas, por tanto Elena tiene razón. Lo que ocurre es que al gobierno valenciano no le interesa y entonces el CVC recurre a subterfugios para cancelar las reuniones. Dada la crisis en la que estamos inmersos, resulta imprescindible reducir gastos. Junto con CVC debería ser suprimida también la Academia Valenciana de la Lengua, que nos sale por un pico. Hay quien dice que la que debe desaparecer es la
RACV, pero ocurre que ésta es mucho más antigua y cuesta infinitamente menos dinero al erario público.
Cabría suprimir también, ya puestos a ahorrar, el ministerio de Cultura, puesto que para tener ahí a Trini Miró, más vale no hacer el gasto. Otra cosa sería si esa consejería estuviera a cargo de Elena Negueroles, que no sigue los dictados de nadie. Supongo que debo aclarar que no la conozco y que probablemente discrepo de muchas de sus opiniones. Pero por encima de esas posibles discrepancias, que tampoco sé si existen, pues son pocas las cosas que sé de ella y esas pocas tienen que ver, principalmente, con sus actitudes en el CVC, creo que es justo admirar la independencia. Lo que no sabe hacer la gente inmadura, que sólo admite cobistas a su alrededor.

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