viernes, 24 de octubre de 2008

Un tal Benach

Vestía con ropas sencillas, dicen que iba siempre descalzo, fuera invierno o verano, y que cuando paseaba por el mercado, a la vista de los objetos lujosos que allí se exponían, decía: “Hay que ver las cosas que necesitan mis conciudadanos para sentirse vivos”. Claro que éste era Sócrates, todo un sabio. “La vileza es una cárcel de la que pocos de los que entran logran salir”, dicen que dijo, porque él nunca escribió nada. Sócrates fue aquel que, puesto que amaba tanto la vida, supo darse cuenta de que ésta sin dignidad no es vida, de modo que puesto ante la tesitura de elegir, no dudó. Si hubiera vivido en el momento adecuado, también hubiera sido el primero en decir aquello de “la patria es el último refugio del bribón”, o por lo menos hubiera estado absolutamente de acuerdo con Samuel Johnson, que es quien realmente la pronunció.
Por su parte, Diógenes, cuando terminó de ver la casa de un rico que éste se había empeñado en mostrarle, para darle envidia, pues estaba llena de artículos lujosos, escupió en la cara del dueño, para limpiársela a continuación con un pañuelo, añadiendo que ése era el lugar más feo de la casa.
(…)
Yo no quiero
vestirme de importante,
perder el brillo de los ojos
que delata la llama del tiempo sin pasado (…)

Los versos que anteceden los escribió la jovencísima Leticia Bergé, y corresponden al poema titulado No, incluido en el libro Dame tu llave, publicado en 2006.
Por su parte, un tal Benach, político catalán, de ese partido que insulta sin cesar a los extremeños, ha comprado un cochazo y no conforme con eso lo ha llenado de lujo. Le ha puesto televisión y un reposapiés de maderas nobles. Quizá haya hecho esto para que ese dinero no vaya a Extremadura. O acaso es que necesita el lujo para sentirse vivo. Sí que quiere vestirse de importante. Y tiene suerte de que Diógenes ya no vive.

No hay comentarios: