sábado, 11 de octubre de 2008

ERC, o el arte de provocar

Diríase que los componentes de este partido piensan que todo el mundo está en deuda con ellos, que se tienen por puros en un mundo de impuros. Pero basta con fijarse en alguna foto de la prensa, en la que aparezcan varios de ellos, para encontrar el denominador común. Es cuando el interesado enseguida, y con respecto a todos, recuerda aquella coplilla de Gracián:
Vive de arte y engaño
la mitad del año
y de engaño y arte
la otra parte.
No están en la política para proponer soluciones, ni para aportar ideas, sino que lo suyo consiste en tocar cierta fibra sensible de la población a la que se dirigen, haciendo caso omiso de las repercusiones que su discurso tenga en otros lugares. Lo que más hacen es provocar una y otra vez, buscando la sonrisa cómplice de aquellos que les votan, pero sobre todo tratando de salir en la prensa. Tratando de estar al precio que sea. Lo mismo les da interrumpir un acto cívico en Valencia, durante tres cuartos de hora, que insultar a los extremeños. Todo les vale y les sirve y con ello demuestran que no tienen tasa ni medida. La última que han hecho ha sido nombrar a Joan Puig jefe del gabinete de la presidencia del partido. Si me he enterado del detalle no es porque esté pendiente de lo que hace este partido, sino que se lo he leído a Félix de Azúa. También en ese artículo están explicados los méritos del tal Joan Puig: llamó, en su blog, malnacidos a los extremeños, porque no besan la mano a quienes les dan de comer, o sea, según él a los catalanes.He aquí que a los dirigentes de ERC no les importa la calidad humana de la gente, o no la saben medir -porque si fuera así no hubieran nombrado a este sujeto-, ni sus habilidades diplomáticas, sino que tan sólo se fijan en el grado de sumisión a la causa, por más degradada que vaya quedando ésta por momentos.

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