Las cajas valencianas, a través de su Federación, han remitido un escrito a diversas entidades, entre las que se encuentran el Banco de España y la Comisión Nacional de la Competencia, mediante el que denuncian las prácticas desleales de otras entidades bancarias, en su intento de arrebatarles clientes. Concretamente, las acusa de sembrar dudas sobre la solvencia de las cajas.
Si ello fuera cierto, lo que hacen quienes actúan de ese modo es echar piedras sobre su propio tejado, puesto que si los datos oficiales de las cajas no son de fiar, tampoco tienen el porqué serlo los de esas entidades. Lo peor que se puede hacer en estos momentos, dada la crisis en que vivimos, es sembrar la desconfianza. Quienes así actúan ponen de manifiesto esa codicia y ese egoísmo que han propiciado la crisis.
Son muchos los que están investigando la crisis, con el fin de conocer sus orígenes y buscarle el mejor remedio. Pero entre todos ellos no faltan quienes lo único que buscan es lucirse, demostrando que saben más que otros. Y anteponen su lucimiento a cualquier otra cosa. Algunos dan una vuelta de tuerca más y tratan de manipular a todos los que se emboban ante sus prédicas, en su intento por culpar a las cajas del caos inmobiliario. No se sabe por cuenta de quien actúan y acaso no se sepa jamás. Estos manipuladores bien podrían en la descripción que en el blog Psicópatas Cotidianos se hace de los psicópatas.
Las cajas, indudablemente, tienen su parte de culpa, pero echársela toda es decir sólo parte de la verdad, que es la peor mentira. Conviene afinar las normas que rigen el mercado y aumentar la vigilancia, para que se cumplan. Indudablemente, habría que apartar a las cajas de la política, del mismo modo que habría que hacerlo también con la justicia y las televisiones públicas, que no deberían estar al servicio de los políticos sino de los ciudadanos.
Realmente, los ciudadanos sólo podemos exigir responsabilidades a los políticos, que son quienes nos representan y tenían la obligación de haber controlado lo que venía sucediendo.
Si ello fuera cierto, lo que hacen quienes actúan de ese modo es echar piedras sobre su propio tejado, puesto que si los datos oficiales de las cajas no son de fiar, tampoco tienen el porqué serlo los de esas entidades. Lo peor que se puede hacer en estos momentos, dada la crisis en que vivimos, es sembrar la desconfianza. Quienes así actúan ponen de manifiesto esa codicia y ese egoísmo que han propiciado la crisis.
Son muchos los que están investigando la crisis, con el fin de conocer sus orígenes y buscarle el mejor remedio. Pero entre todos ellos no faltan quienes lo único que buscan es lucirse, demostrando que saben más que otros. Y anteponen su lucimiento a cualquier otra cosa. Algunos dan una vuelta de tuerca más y tratan de manipular a todos los que se emboban ante sus prédicas, en su intento por culpar a las cajas del caos inmobiliario. No se sabe por cuenta de quien actúan y acaso no se sepa jamás. Estos manipuladores bien podrían en la descripción que en el blog Psicópatas Cotidianos se hace de los psicópatas.
Las cajas, indudablemente, tienen su parte de culpa, pero echársela toda es decir sólo parte de la verdad, que es la peor mentira. Conviene afinar las normas que rigen el mercado y aumentar la vigilancia, para que se cumplan. Indudablemente, habría que apartar a las cajas de la política, del mismo modo que habría que hacerlo también con la justicia y las televisiones públicas, que no deberían estar al servicio de los políticos sino de los ciudadanos.
Realmente, los ciudadanos sólo podemos exigir responsabilidades a los políticos, que son quienes nos representan y tenían la obligación de haber controlado lo que venía sucediendo.
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