Tengo un amigo que, al menos por esta vez, confunde las habas con las habichuelas, y espero que no se tome a mal que se lo diga. Dice que por dignidad va a cancelar una cuenta que mantiene en Bankia en la que le queda un poco de dinero.
Lo que ocurre es que cancelar la cuenta de un banco es tan fácil que creo que no cabe hablar de dignidad. Y además, si saca el dinero de Bankia dónde lo va a meter, ¿en el banco de Botín? ¿en el de González? ¿en cualquier otro dirigido por alguien similar?
La cuenta de un banco se puede cancelar por infinidad de motivos, pero en este caso podría ser contraproducente hacerlo, pues es mucho lo que nos jugamos en este caso. Los españoles deberíamos ponernos de acuerdo para salvarlo para salvar a Bankia entre todos, por la cuenta que nos trae.
Cuestión distinta es que luego se pidan responsabilidades a todos los que han tenido que ver con el descalabro, sean quienes sean, y también a los que tratan de dificultar las investigaciones, o se oponen a ellas.
Si los partidos, la patronal y los sindicatos se dedican a proteger a quienes puedan estar implicados de entre los suyos, la confianza que es necesaria para que la economía funcione no se va a recuperar nunca. Bankia es un problema del PP fundamentalmente, aunque haya más sectores implicados, y precisamente por eso es ahí en donde Rajoy debería ser ejemplar.
Hundir a Bankia, llevándose el dinero a otra parte no es un ejercicio de dignidad, sino algo que se puede hacer. Dignidad fue lo que tuvo Marco Atilio Regulo cuando regresó a Cartago, para ser torturado, por cumplir su palabra. Y aunque puede que esta historia no sea más que una leyenda sirve perfectamente para ilustrar sobre lo que es la dignidad.
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