lunes, 28 de noviembre de 2011

Otegui, desde la cárcel

Lo que ha dicho este individuo, que cumple condena en una cárcel y es de esperar que la cumpla íntegramente, es lo que diría cualquiera de los muchos que aprueban la existencia de Eta y, por tanto, sus crímenes.
El Correo ofrece un resumen de la entrevista que ha mantenido con él. Para leerla entera hay que pagar. Pero si quieren que yo me interese por lo que ha dicho, tendrán que pagarme a mí y no será poco. Con las perlas que figuran en el resumen ya hay suficiente para confirmar la opinión que ya se tenía sobre este sujeto: “Eta reconocerá el dolor causado en el tiempo y términos que ella decida”.
Eso es desconocer totalmente los mecanismos humanos. Personalmente, me importa muy poco que Eta reconozca o no el dolor causado. Ese es un asunto de los etarras, y de quienes les votan, en el supuesto de que quieran estar en paz con sus conciencias, aunque ya se sabe que el mejor modo de estar en paz con la conciencia consiste en no tener conciencia.
El sitio natural de los delincuentes es la cárcel y el hecho de que los etarras pidieran perdón no debería impedir que cumplieran, al menos, 30 años de cárcel, o la mayor parte de la condena, si la pena fuera inferior.
Fernando Savater, que ha sido uno de los que desde el principio se ha enfrentado a Eta, es pragmático en relación con Amaiur y Bildu, puesto que la experiencia le ha venido a demostrar que son pocos los que se han atrevido a actuar como él. Eta no debería tener ningún apoyo en la calle, pero para vergüenza de los vascos las cosas no son exactamente así. Hay gente que comprende o tolera los asesinatos de Eta, pero se indigna por las supuestas torturas policiales. Sin embargo, quedan alrededor de 300 asesinatos de Eta por resolver. ¿Sería así si las torturas fueran ciertas?
Hay otra afirmación del sujeto entrevistado en el resumen del periódico, afirmación tan nauseabunda como todo lo que tiene que ver con él.

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