Su triunfo ha sido total y definitivo. El primero de los eslóganes que ganó enseguida el favor de la opinión público, por causa más que justificada, y esa justificación se reaviva continuamente con las actividades gubernamentales es el ‘que te vote Chapote’.
A Sánchez le enoja mucho este latiguillo, pero con sus actos, uno detrás de otro, le da sentido, demuestra que se lo merece. Pero no solo él, sino todo el PSOE al completo.
El PSOE, que padecido la furia de ETA, y que fundó el GAL, tampoco hay que olvidarlo, se ha convertido en socio de ETA. Los socialistas lo resuelven diciendo que ETA ya no existe. Aunque fuera cierto, que no lo es, el daño hecho perdurará durante mucho tiempo.
El otro eslogan que ha hecho fortuna, que los palanganeros de Sánchez usan para atacar a Ayuso, que fue quien lo lanzó, omiten deliberadamente la vileza que lo motivó. Porque el presidente -lo es para desgracia de los españoles- estaba sacando a relucir su consabida bajeza, su desvergüenza y su capacidad para la mentira y la ofensa gratuita e injustificada. Estaba acusando a la presidenta de los madrileños de algo que de ser verdad le habría faltado tiempo para denunciarla ante la justicia, siendo una mentira, la utilizaba -y se puede suponer que lo seguirá haciendo- de forma artera y malvada. Sánchez es artero y malvado.
Irritada por ello, Ayuso dijo algo para sí, pero los cómplices de Sánchez leyeron sus labios, y en lugar de entender que la suya fue una reacción lógica, quisieron atacarla por eso, como si ella tuviera la obligación de soportar las injurias de forma obediente y resignada.
Pero a esos mamones y al propio Sánchez les salió el tiro por la culata, porque fue cuando ella confesó que había dicho ‘me gusta la fruta’. Y ahora eso también le ofende al pobre chico.
Pues que te vote Chapote y me gusta la fruta.