Todos gobiernos democráticos intentan justificar moralmente sus actos, porque toda nación que no se rige por unos principios éticos y morales está abocada al fracaso.
Este es el camino que lleva España si no recupera sus grandes valores, para lo cual es imprescindible echar al gobierno del PSOE, partido político que nos está llevando a la ruina a marchas aceleradas.
Está previsto que la Unión Europea emita en marzo un dictamen sobre la ley de Amnistía. El gobierno del PSOE prevé que será desfavorable a sus intereses, que no son los de España, puesto que todos los juristas imparciales son de esa opinión.
Pues lo que ha hecho el PSOE es habilitar el mes de enero, tradicionalmente inhábil, para poder aprobar esa inconstitucional ley antes de que llegue el dictamen.
Eso es actuar en contra de los ciudadanos. No le importa que la ley sea justa o injusta sino conseguir sus propósitos. Esa manera de actuar, propia de una banda de delincuentes, debería ser denunciable ante la ley y castigada con severas penas de cárcel.
Es la de este gobierno una huida hacia delante, con lo que demuestra que sabe que está obrando mal. Que lo hace va a tener muy graves consecuencias para los ciudadanos, cuya calidad de vida va a disminuir notablemente, acelerando el deterioro emprendido desde el primer día del gobierno de Sánchez.
Bien lo dijo Francis Bacon: no hay cosa que haga más daño a una nación como que la gente astuta pase por inteligente.
Calviño, que seguramente se huele lo que viene, se ha buscado otro destino, pero lo ha hecho demostrando qué es aquello que mejor ha cultivado: la obsecuencia. Ella, que no ha demostrado tener ninguna educación, al igual que los demás componentes del gobierno, ha catalogado como maleducado a Feijóo por no acudir a la llamada de Sánchez.
Hace muy bien en no atender la llamada de un felón que está traicionando a los españoles.
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