Resulta jocoso comprobar que quienes se presentan como tipos duros -seriedad asnal siempre en el rostro, intentando componer además un gesto de fiereza- no soportan que se les critique. Quieren causar temor y al ver que hacen reír se enfadan.
Hablaré solo de dos, Pablo Iglesias y Óscar Puente, que van bloqueando a contribuyentes que les pagan el sueldo. En cambio, ese alfeñique moral, que es Echenique, ni se inmuta.
Pedro Sánchez, no va bloqueando gente, pero tampoco soporta las críticas. Solo acepta los aplausos. El pobre está enfermo. Ya dijo Terreros que quienes más le aplauden serán quienes más se ensañen con él. Le duele mucho la verdad. Navegando en la mentira se siente más cómodo. Abascal le ha dicho una verdad que le ha dolido mucho. Sabe que es verdad porque ha de ir rodeado de policías a todas partes. Zapatero, otro canalla, caía bien, pero él cae muy mal.
Yolanda, la rubia de bote, también se sabe odiada, pero sonríe como si nada. Sabe que la odian, porque ha traicionado a casi todos, pero no da a entender que tema la venganza de nadie, más allá del pataleo, como es el caso del último en comprobar su virtuosismo en este arte, Pablo Iglesias. Ella sabe que perro ladrador, poco mordedor.
Aún no ha traicionado a Sánchez, pero ya llegará la ocasión, ya. Será un momento muy dulce para ella, eso seguro. Le meterá la daga suavemente, sonriendo y mirando al tendido, por si le aplauden. A Calviño, ya lejos, le dará igual. El problema para ella vendrá después, cuando ya no tenga a nadie a quien poder traicionar. Quisiera traicionar al Rey, pero vuela muy alto, fuera de su alcance. Las gallinas son su especialidad, como ese que se considera a sí mismo un macho alfa, y luego resulta que no se atreve a nada si no tiene ventaja. Lo han devuelto al corral.
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