Cuando se dice que la partitocracia no funciona, y a la vista está hasta dónde nos ha llevado, y que hay que cambiar lo que haga falta, incluso la Constitución, no faltan quienes alegan que ésta ya establece que los partidos políticos deben regirse de forma democrática y que, por tanto, lo que procede es hacer cumplir este requisito.
La prueba de que eso no puede ser y que no hay más remedio que hacer cambios profundos, que den más protagonismo a los votantes es la propia historia de los hechos, que viene resumida en dos de los artículos publicados hoy en la prensa. De Prada explica en ABC que Rajoy necesita un bicho. El título de su artículo es exactamente ese. Al final, pone nombres: necesita alguien como Alfonso Guerra o Álvarez Cascos.
El otro artículo al que me refiero es de Ussía, que se hace eco de un discurso de Manuel Pizarro, que dijo que “tiene que haber un perro que muerda, porque si no, el ganado se desparrama”. Y añade que el líder tiene que tener un motor muy claro, “que son los principios, los valores y las ideas.” Pero claro, después de la idea del perro que muerde no sé qué otra puede caber.
Todo lo anterior se apuntala con lo vivido hasta ahora. Los diputados miran qué señal hace quien manda en su partido y procuran no equivocarse al pulsar el botón que les mandan. En el PSOE Zapatero se basta y sobra para ponerlos a todos firmes y sólo rechistan quienes ya no tienen ningún cargo ni lo necesitan para comer.
Y si Rajoy no hace lo mismo en el PP probablemente es porque no puede. Pero los ciudadanos necesitamos políticos con personalidad y dignidad, no individuos que se dejen amedrentar con amenazas ni llamadas al orden. Los ciudadanos necesitamos políticos cuya ambición sea servir al pueblo y no alcanzar cargos.
La prueba de que eso no puede ser y que no hay más remedio que hacer cambios profundos, que den más protagonismo a los votantes es la propia historia de los hechos, que viene resumida en dos de los artículos publicados hoy en la prensa. De Prada explica en ABC que Rajoy necesita un bicho. El título de su artículo es exactamente ese. Al final, pone nombres: necesita alguien como Alfonso Guerra o Álvarez Cascos.
El otro artículo al que me refiero es de Ussía, que se hace eco de un discurso de Manuel Pizarro, que dijo que “tiene que haber un perro que muerda, porque si no, el ganado se desparrama”. Y añade que el líder tiene que tener un motor muy claro, “que son los principios, los valores y las ideas.” Pero claro, después de la idea del perro que muerde no sé qué otra puede caber.
Todo lo anterior se apuntala con lo vivido hasta ahora. Los diputados miran qué señal hace quien manda en su partido y procuran no equivocarse al pulsar el botón que les mandan. En el PSOE Zapatero se basta y sobra para ponerlos a todos firmes y sólo rechistan quienes ya no tienen ningún cargo ni lo necesitan para comer.
Y si Rajoy no hace lo mismo en el PP probablemente es porque no puede. Pero los ciudadanos necesitamos políticos con personalidad y dignidad, no individuos que se dejen amedrentar con amenazas ni llamadas al orden. Los ciudadanos necesitamos políticos cuya ambición sea servir al pueblo y no alcanzar cargos.