No lo digo yo, lógicamente, sino que fue
una respuesta inteligente de la aristogata a la pregunta tonta de un
periodista.
Fue inteligente la respuesta por el
citado no figuraba en la lista de los que le habían propuesto como
posibles, con lo cual pone en evidencia la estupidez de la pregunta,
y porque induce a pensar: ¿por qué Errejón?
No faltarán quienes piensen que
despierta el instinto maternal de muchas mujeres, que lo ven como un
niño de pecho al que todavía le quedan muchos biberones por tomar.
Pero no nos engañemos, esa es su apariencia. En realidad es un ser
atroz capaz de defender con fiereza a uno de los regímenes más
sanguinarios y dictatoriales que han podido conocer las generaciones
vivientes en el mundo.
Para quienes no lo sepan, conviene
aclarar que Federico Jiménez Losantos, víctima del terrorismo
catalán, se refirió a Iván Espinosa y Rocío Monasterio, como los
Aristogatos.
Es
posible que Federico tenga aspectos criticables en su biografía,
pero
también que posee un nivel cultural, un ingenio y una inteligencia,
de las que carece Errejón. Y
por ahí pueden ir puede andar también la intención de Monasterio,
porque Federico hizo una descripción de él que está a la altura de
los mejores poemas satíricos del Siglo de Oro. Es
extraordinaria.
Dicen
que Errejón se defendió acusándolo de hacer lo que él hace, o
sea, sembrar
el odio. Estos podemitas no saben hacer otra cosa. Aunque dejen este
partido para fundar otro, su intención siempre es la misma: hacer el
mal. Solo
el mal.
Federico,
en cambio, tiene cosas buenas y eso no se le puede negar. Tiene un
caudal de conocimientos históricos y de todo tipo, con el cual
deleita e instruye, aunque reconozco que hace años que lo sigo poco.
Aunque
sin querer algo llega siempre, de una forma o de otra. Y tengo un
libro suyo, de haikus, delicioso.