Debo
comenzar diciendo que, puesto que considero que no tenemos
democracia, no voto a ningún partido y, por tanto, tampoco a UPyD.
Hay
que convenir en que esta que llaman democracia española unos
partidos tienen ventaja sobre otros, de modo que por aquí ya se
empieza a vislumbrar que las cosas no están tan claras como nos
quieren hacer creer.
Uno
de los detalles que sirve para calibrar la calidad democrática de
nuestra clase política es el trato que se le dispensa a Rosa Díez.
Ni Zapatero, ni Rajoy pueden presumir en este sentido. Y si los
presidentes del gobierno actúan con prepotencia con un partido que
tiene representación parlamentaria puede entenderse que la
prepotencia forma parte de su modo de ser. Poco tiene que ver la
prepotencia con la democracia.
UPyD
tiene muchos más votos que otros y sin embargo muchos menos
diputados. No acaban ahí las desventajas. Esos otros partidos que
tienen muchos más diputados con muchos menos votos manejan
presupuesto, lo que conlleva que puedan manejar a la prensa, la radio
y la televisión.
Unos
partidos políticos pueden aprovechar las ventajas que les da el
sistema político español, que quizá no sea tan democrático como
dicen, para ir en contra del sistema en el cual medran y para
chantajear a los partidos principales, que lo aceptan por intereses
electoralistas. Luego, lo disfrazan como pueden, pero esto se lo cree
quien quiere.
El
juego sucio de unos y otros es palpable. Tampoco voy a decir ahora
que UPyD sea un partido más limpio que los demás, sino,
simplemente, que compite en desventaja.
Y
para vergüenza de los demás partidos, si tuvieran vergüenza, ha
sido UPyD el que ha presentado la querella contra Bankia. La
interpretación que se da de este hecho es que a los demás no les
importa el dinero de los ciudadanos.