Hoy se celebra el Día Mundial de las Enfermedades Raras. Confieso que me he enterado por el artículo que dos ministras han enviado a los medios. Las dos ministras son Leire Pajín y Cristina Garmendia. En el artículo se habla de lo bien que lo hacen y de lo concienciadas que están con respecto a ese terrible problema.
Lo que ocurre es que por la boca muere el pez. A nuestra clase política, a toda, no sólo a la parte que les incumbe a ellas, sabe encontrar todo el dinero necesario para cobrar los sueldos que se asigna, el de sus numerosos asesores (que no sirven para nada, y la crisis que vivimos es la prueba), sus departamentos de propaganda, y toda la serie de derroches de que tenemos constancia. Pero la enfermedad que aqueja a Elvira Roda, la Sensibilidad Química Múltiple, sigue sin ser reconocida. Sí que es reconocida en otros países. Pero aunque no estuviera reconocida en ninguno bastaría con conocer las condiciones en que ha de vivir Elvira Roda para reconocerla. Pero en España no hay dinero para tratar a toda la gente que padece esta enfermedad. Así que al artículo de las citadas ministras hay que darle el mismo crédito que al del anuncio del acontecimiento planetario.
El Pocero ya puso en ridículo en su día a las autoridades sanitarias españolas y especialmente a las valencianas al hacerse cargo del traslado de Elvira Roda desde Estados Unidos, en donde fue diagnosticada, a España. La familia no tenía dinero para costear ese viaje, en las condiciones que ella necesitaba, y la Sanidad valenciana se desentendió. Pero el Pocero la ha abandonado y el gobierno valenciano prefiere derrochar el dinero en el bar de lujo de las Cortes Valencianas, la TVV, la AVL, el CVC, y similares, en lugar de atender a los ciudadanos que necesitan ayuda. En algo han acertado las ministras. En la cita de Gandhi: Un país se mide por la forma en que trata a sus ciudadanos más desfavorecidos.