sábado, 29 de febrero de 2020

El mejor modo de proteger las pensiones

Hoy, día en que el desgraciado que preside el gobierno cumple años, me han parado por la calle con el fin de que firme algo para proteger las pensiones. Le he respondido que el mejor modo es echar al gobierno que tenemos ahora.
Nos quieren hacer creer que basta con una ley para garantizar las pensiones, y eso es una canallada porque quienes promueven esa mentira tan gorda saben perfectamente que el dinero no brota de los árboles, ni cae del cielo y, por tanto, cuando se agote el que hay no se podrán pagar.
Los pesimistas creen que este gobierno durará cuatro años. El asunto es peor. Suponer que durará cuatro años es calcular una tesitura como la del primer gobierno de Zapatero, cuando heredó una caja en la que había dinero. Durante este primer mandato la situación se deterioraba, pero como lo hacía poco a poco el personal no se daba cuenta o no quería darse. En su segunda legislatura, la economía cayó con estrépito y el tipo tuvo que salir volando, como los gorriones.
Con el actual presidente, que es una versión empeorada de Zapatero, se están deteriorando a pasos agigantados muchas más cosas, además de la economía, cuyo declive es evidente, salvo para quienes no lo quieren ver.
Desde Sócrates sabemos que la justicia, la razón, la lealtad, etcétera, son independientes de cualquier poder, pero esta izquierda que sufrimos en España vive al margen de esta realidad y pretende ganar la razón con la sinrazón. No quiere convencer, sino vencer. Ha cavado unas trincheras enormes y no admite más diálogo que la rendición.
Pensar que si este gobierno dura cuatro años seguiremos teniendo democracia es una ingenuidad. Podemos tiene el apoyo de formidables fuerzas extranjeras, dentro de las cuales el gobierno venezolano no es más que una gota de agua en el océano. El peligroso no es el Felón, sino el Coletas, peón de las fuerzas del mal.


viernes, 28 de febrero de 2020

Echenique no aplaudió al Rey

Una de las cosas que más agradable me resulta es dar con un político honrado, competente, respetuoso con todos los ciudadanos y con ganas de servirles, que los hay.
No es el caso de este sujeto, que me produce tanta repugnancia como Montero, Iglesias, Errejón o Monedero, cuyas vilezas no me interesarían nada, si no fuera porque están en el gobierno, por obra y gracia del desvergonzado que lo preside. No tengo más remedio que enterarme de sus vilezas porque están en los medios y son repetidas hasta la náusea.
Me he referido antes al respeto a los ciudadanos, al que están obligados, además, todos los políticos, puesto que cobran del Estado, es decir, de los ciudadanos. El Rey representa a los ciudadanos, incluso a esos de Podemos, y su forma de respeto consiste en querer guillotinarlo o echarlo a los tiburones.
En cierto momento, un periodista señaló que Echenique no estaba aplaudiendo al Rey. Si el aludido fuera una persona respetable, habría respondido que lo hacía con el corazón, por no poder con las manos. Lejos de eso, aprovechó el desliz para dar lástima y zaherir a quien había cometido el error. Pero no se había equivocado tanto, porque lo de los podemitas fue un aplauso táctico, con el que únicamente se pretendía cubrir el expediente. Nada que ver con el respeto profundo que merecen los contribuyentes que les pagan sus sueldos, como contrapartida a los cuales solo piensan hacer maldades, adobadas con la mentira flagrante de que lo que hacen es bueno para los ciudadanos. La subida del salario mínimo ya ha llevado gente al paro, que es lo que, indudablemente, quieren los podemitas. La gente desesperada es más fácil de manipular.
Echenique todavía no ha desmentido sus deseos de guillotinar al Rey, porque si lo hubiera hecho, habría sido noticia en todos los medios. Lo que yo le deseo a Echenique no es la guillotina, sino que se convierta en buena persona.

jueves, 27 de febrero de 2020

Castigan al vigilante

Conviene aclarar algunos conceptos que a la gente sectaria no le interesa tener en cuenta. Cumplir la ley, o hacerla cumplir, es defender los intereses de los contribuyentes. Todo el aparato del Estado está sostenido con su dinero. Si Eichmann se hubiera negado a cumplir las órdenes que recibía seguramente habría sido gaseado también, pero él no formaba parte de un Estado Democrático.
Durante la visita de Delcy Rodríguez a España, hecho que en principio se negó, es posible que casi todos los que tuvieron que ver con el asunto cometieran delito, por acción o por omisión. Y han ido a sancionar al único que seguramente cumplió con su obligación. Es un trabajador, claro, como los guardias civiles que vigilan en condiciones penosas la mansión de un simpatizante de los etarras. El vigilante es un trabajador que cumplió con su obligación y el partido en el poder lleva la O de obrero en sus siglas. El presidente del gobierno, que es el Secretario General que lleva la O de obrero en sus siglas, y la E de España, se marca unos numeritos con los criados, otros trabajadores, que han de abrirle las puertas del coche, que no se permite ni Su Majestad el Rey, que conduce su propio coche y se abre la puerta él mismo.
Además de este partido que conserva unas siglas de modo tan claramente inmerecido, hay unos sindicatos, que no viven de las cuotas de sus afiliados, sino de las subvenciones que se les otorgan arbitrariamente, con lo cual lo de que defienden a los trabajadores se convierte en un mito. Quien paga manda y como consecuencia de ello todavía no han abierto el pico en defensa del trabajador castigado injustamente, mientras que quienes presuntamente incumplieron la ley es posible que hayan sido premiados.
En España, desgraciadamente, se da, en mayor medida que en otros lugares, lo que Étienne de la Boétie describió en su Discurso de la servidumbre voluntaria.


miércoles, 26 de febrero de 2020

El coronavirus y el sentido del humor

Con la referencia al sentido del humor quiero referirme al modo en que podemos tomarnos la enfermedad, toda vez que ya está aquí, y no a los chistes que se hacen aprovechando que la palabra corona da mucho juego. Tampoco critico estos chistes, sino que aviso que mi intención es otra.
Me refiero al sentido del humor que hay en el deseo expresado por alguien de que quiere ser el primero en adquirir la enfermedad en España, por aquello de que va a ser el mejor atendido de todos.
Parece claro que los chinos nos han engañado. No los chinos, claro, sino su gobierno. Nos dijeron que habían cerrado las fronteras para que el virus no pudiera salir de China. Supongo que el problema consiste en que cuando fueron a reconocer la existencia del virus ya era tarde. En asuntos como este se ve claramente la diferencia existente entre una dictadura y una democracia. Conviene tenerlo en cuenta ahora que el gobierno que tenemos en España es claramente dictatorial. Es un gobierno con muchas cabezas, ninguna de ellas democráticas, esperemos que no sea como la Hidra de Lerna.
Los pobres chinos bastante tienen con obedecer y pueden darse con un canto en los dientes si no los encarcelan para hacerlos trabajar gratis. Los españoles estamos a un paso del sistema venezolano.
Puesto que el virus ya está fuera de China y su diferencia con otros virus consiste en que se propaga con mayor facilidad, hay que hacerse a la idea de que no nos vamos a escapar, porque no hay más remedio que salir a comprar víveres. Habría que dejar las mascarillas para quienes tienen la salud delicada. En estos tiempos en que se observa más egoísmo que nunca, pero todo el mundo presume de solidario, es el momento de ser consecuente, que es el modo de reducir al mínimo el número de muertes.

martes, 25 de febrero de 2020

Pedro tuitero

Nuestro presidente del gobierno, el infame Felón, se ha descolgado con un tuit al que cabría responder haciendo referencia a la hipocresía de quienes predican una cosa y hacen otra.
Sin embargo, lo suyo es un grado más en lo que a desvergüenza se refiere. Viene a ser algo así como la copla que figura en el Criticón de Gracián: «Vive la mitad del año / de arte y engaño. / Y de engaño y arte / la otra parte».
Lo que dice el sujeto que desafortunadamente, porque nos llevará a casi todos a la ruina, preside el gobierno de la Nación es lo siguiente:
«Dear Quaden, I do want a fairer world. For you, for everyone. That’s why I’m in politics, to transform it. For you not to be bullied. Trust me, your life inspires us all. I send you a kiss from Spain to you and to your family. Pedro Sánchez».
Es cierto que hace falta tener la cara muy dura para que precisamente él haya dicho esto, pero es que la tiene. «La verdad os hará libres», dice la Biblia, sin que sea posible desmentir este aserto. Y también sabe todo aquel que tiene interés en el asunto que no puede haber justicia sin libertad. Y a partir de aquí se complican las cosas para el Felón, puesto que ya nadie ignora que su relación con la verdad es francamente hostil. Solo dice la verdad a quienes lo tienen agarrado por donde más le duele.
Confía en mí, le dice el bellaco a Quaden. A cualquiera que lo conozca no se lo dirá. Que se lo diga a Alfonso Guerra y verá lo que le contesta.
Dice que quiere transformar el mundo, el petulante. Santa Teresa de Jesús, cuyo talento era infinitamente mayor, tenía claras las cosas en este aspecto. Le dijo a su acompañante: «A partir de mañana, usted y yo vamos a ser mejores».

lunes, 24 de febrero de 2020

Almudena Grandes no se ha contagiado

Vivimos unas circunstancias históricas que hasta Alfonso Guerra, que sentó las bases para que el PSOE tomara esta diabólica deriva, observa con angustia. Claro está que el hombre protesta, pero no hace autocrítica, no quiere darse cuenta de que esto que sufrimos ahora es lo que él sembró y ha florecido.
La banda, o grupo de bandas, que se ha hecho cargo de la gobernación de España disfruta mintiendo, insultando y haciendo el mal. Se les nota felices cuando acaban de perpetrar cualquier fechoría. Todo lo que les sirva para el disfrute del poder es bienvenido, por deshonroso o infame que sea. Si se les piden cuenta por cualquiera de sus indecencias, ya sea con menores en Valencia o Mallorca, se atusan las coletas, o se ajustan las chaquetillas, sacan a relucir a Franco y califican de fascista a quien ha hecho la pregunta. Luego se ríen, se ríen y se ríen, y se disponen a perpetrar nuevas fechorías. Porque estos no tienen freno ni decoro. Si lo tuvieran, se darían cuenta de que están poniendo en peligro cientos de miles de puestos de trabajo, lo cual, por otra parte, quizá les convenga porque cuanta más gente desesperada haya más votos esperan conseguir. Han aprendido a desviar la culpa hacia quienes no la tienen.
Y todo este ambiente de mendacidad, desvergüenza y felonía no se le ha podido contagiar a Almudena Grandes, por la sencilla razón de que ya lo llevaba incrustado en su personalidad desde hace mucho. Ha dicho: «Cuando la derecha pierde el poder se comporta como si se lo hubieran robado». Eso es una mentira tan grande que no cabe en la plaza de mayor tamaño de España. Es la izquierda la que sale a la calle cuando pierde el poder. Es la izquierda la que no acepta las derrochas. La derecha española es francamente mejorable, pero no se concibe en ella un felón como el que nos vemos obligados a sufrir.

domingo, 23 de febrero de 2020

Iglesias debería llamarse Ermita

Ermita y en singular, no en plural, pero no porque sea más pequeña que una iglesia, sino porque bastaría con añadir una te para definir al personaje. Hay que decirlo ya: Termita.
Jamás parará de hacer maldades. Siempre tiene la palabra democracia en la boca, cuando no tiene ni un solo pelo de demócrata. Ojalá lo tuviera, pero no es así. Y ni siquiera se vislumbra la posibilidad de que pueda cambiar. No es demócrata desde el momento en que no esconde sus simpatías por Otegui, un personaje que quizá haya cometido delitos más graves que aquellos por los que fue condenado. No puede ser demócrata alguien que apoya a un terrorista convicto y confeso, y al que si se le da la oportunidad en la televisión pública muestra al mundo su vileza.
Un demócrata es alguien sumamente educado, con interés con hacer el bien a los demás y capaz de hacer suyo el dolor de otros. En cambio, este sujeto desgraciado, no tiene educación alguna, puesto que se presentó ante el Rey, que nos representa a todos, en visita oficial, vestido de cualquier manera. No tiene ningún interés en hacer el bien a los demás, puesto que su eslogan propagandístico incluía amenazas: «el miedo va a cambiar de bando»; entre sus aficiones figura la guillotina y cuando alguien tiene un trasto de estos entre las manos, que además es objeto de su deseo, hay que mantenerse a distancia. A mucha. Tampoco es capaz de hacer suyo el dolor de otros, puesto que el sufrimiento de los venezolanos le importa un bledo, o aún menos; él sabrá qué es lo que sale ganando con el dolor de otros..
Falta hablar de su aversión a la verdad y de la relación de sus antecesores con el franquismo, que parece ser que los trató muy bien y les pagó mejores sueldos. Hay una excusa que explica el cargo de su abuelo en el ministerio de Girón, pero… ¿y si fuera una coartada?

sábado, 22 de febrero de 2020

Una víctima del Delcygate

Victimas del Delcygate somos todos, aunque los comunistas, que a todas luces son responsables de que haya ocurrido, se lo tomen a guasa y se las prometan muy felices.
Esa señora, a la que se le imputan espantosas atrocidades, debió ser detenida nada más pisar suelo español. Pero no fue esa la única afrenta que se nos infligió a los españoles, también hay que tener en cuenta las horas que pasó aquí, el asunto de las maletas y que el malgobierno español incumplió con Portugal las normas que impone la cortesía al no avisar a sus autoridades de que el avión que transportaba a la sanguinaria venezolana iba a invadir su espacio aéreo.
El prestigio de España en el mundo está cayendo en picado, mientras Borrell, ese bluf, mira para otro lado. Borrell y Marlasca son dos desgracias, grande en uno de los casos, que nos han caído encima a los españoles. El Astronauta nos ha caído desde más alto. La ministra de Asuntos Exteriores tiene muy mala uva. Asusta pensar el lugar en que nos dejará. Felipe González empezó con Fernando Morán, que fue desastroso, pero acabó por darse cuenta y lo sustituyo por Fernández Ordóñez, que seguramente es el mejor ministro de Asuntos Exteriores que hemos tenido nunca. Ahora bien, hay que reconocerle a la actual que estando los comunistas en el gobierno es imposible hacer una buena gestión, porque no le queda más remedio que chocar con nuestros aliados naturales.
Siendo tan grave lo que ha ocurrido con esa sádica venezolana, asombra que el castigo haya recaído en el vigilante jurado del aeropuerto, al que todos los españoles le debemos gratitud. Tengo escrito que el don de la gratitud es propio de los espíritus elevados, por lo que es evidente que no se va a dar en quienes simpatizan con la delincuencia, el terrorismo y el comunismo.