domingo, 2 de febrero de 2020

Critican al Dr. Cavadas

Lo hacen por varios motivos y, como de costumbre, con una estupidez más que evidente. Hay médicos llenos de envidia que siempre están esperando que algo le salga mal para salir a ponerlo como hoja de perejil. Como les ocurre a todos los cirujanos, a veces no le salen las cosas como tenía previsto.
Ahora le critican algunos, médicos o no, por haber operado a un niño que tenía un tumor enorme, en lugar de dejarlo morir y destinar esos recursos a otros enfermos. Otros dicen que le dio el alta demasiado pronto y que debería haberlo tenido más tiempo en el hospital. A los primeros hay que decirles que ese niño ha muerto, sabiendo él y sus padres, y la humanidad entera, que un equipo médico estuvo veinte horas, en dos fases, intentando salvarle la vida. El detalle proporciona mucho confort espiritual. Para los segundos hay algo más obvio: el equipo médico no iba a tirar por la borda 20 horas de quirófano dándole el alta prematuramente. Lo debieron ver en condiciones de ir a disfrutar de la vida con sus familiares y amigos. Lo prudente es esperar a que se le haga la autopsia antes de hablar.
Se le critica también por los comentarios que ha hecho sobre lo sucedido en Wuhan, con el peregrino argumento de que esa no es su especialidad médica. Pero es que para decir lo que dijo ni siquiera es necesario ser médico, sino que basta con tener una razonable capacidad de pensar, que es lo que les falta a sus críticos. Cualquier campesino de los antiguos, en muchos de los cuales afloraba la sabiduría, como consecuencia del lento transcurrir del tiempo, y de la costumbre de observar las nubes, para ver si traían intención de arruinarles la cosecha, y esa capacidad de observación se extendía a otros campos, digo que esos campesinos sabios se habrían dado cuenta de que si China ha aislado a 60 millones de personas y construido un hospital en dos semanas es que pasa algo.
Quienes le critican están afectados de atolondramiento, como ese al que le gusta ir en Falcon. Por cierto, qué diferencia entre esos dos doctores. Uno se dedica a hacer felices a los demás y el otro a vengarse de ellos, a saber por qué.


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