viernes, 7 de febrero de 2020

No era tan redondo Iván

Con forma de bastón más bien. Parece que tenga un mecanismo en el pescuezo que le hace adoptar esa forma, quizá para comprobar que el peluquín está bien pegado a la testa.
Como no veo la tele, no sabía que lleva peluquín, como Puig, que viene a ser como la mitad de Puigdemont, pero en todo (no me extrañaría que se cubra la cabeza con eso para parecerse más). Quienes le han votado en Orihuela o en Requena tienen, con la imposición del catalán, lo que se merecen.
La lectura hace bueno el refrán de que no solo de la tele vive el hombre, puesto que también da pistas sobre el proceder de este Redondo que, de forma sinuosa, pasando de unos políticos a otros, está casi en la cima. El adverbio casi tiene aquí mucho valor, porque este Redondo puede querer redondear la faena, y a este respecto conviene no perder de vista que ya se ha procurado la amistad del coletas, aunque el concepto de la amistad, tratándose de estos dos elementos, hay que darlo por prostituido. Se trata, evidentemente, de política de bajura.
La lectura proporciona también otra pista sobre Redondo, que viene a resultar redonda. Resulta que dice que no tiene ideología, sino ideas. Le leí al recordado Manuel Alcántara, hay gente de otra pasta distinta de quienes venimos hablando, que las ideologías son hijuelas de las ideas. Quien no tiene de las segundas, se sirve de las primeras. El caso de este Redondo no es que no tiene ideas, puesto que sí las tiene y presume de ello, sino que no tiene idea buena, y de eso se van enterando quienes han tenido la poca precaución de ponerse en sus manos, y últimamente Ábalos, que no es que su caso sea ese exactamente, sino que está empezando a pensar que sí que lo van a echar.

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