jueves, 6 de febrero de 2020

De Fraga Iribarne a Iglesias Turrión

Preguntado Antonio de Senillosa por Adolfo Suárez y Manuel Fraga, respondió: «Fraga lo sabe todo y no entiende nada; Suárez no sabe nada y lo entiende todo». Fue una definición con la que todo el mundo estuvo de acuerdo.
No debe extrañar que quien dedica todo su tiempo a acumular conocimientos luego tenga menos destreza en otras cosas. Los sabios de la Antigua Grecia, dedicaban mucho tiempo a pensar. Por su parte, Suárez tuvo lo que tenía que tener, no un día, sino todos los días en que fue presidente, tiempo durante el cual hizo muchos sacrificios y actuó con mucho arrojo en beneficio de los españoles, no como otros, que sacrifican a los españoles en su propio beneficio.
Era conocida la gran capacidad de trabajo de Fraga, que obligaba a sus subordinados a seguirlo al mismo ritmo. Les encargaba voluminosos informes, que se le apilaban en la mesa. Entre ellos se comentaban que era imposible que leyera todo eso, y se dio el caso de que alguno ideó una estratagema, que consistió en meter una burrada en medio de un larguísimo texto. Pero la vio, la vio, dejando pasmados a todos. Leía los informes que encargaba. A partir de entonces tuvieron que ser más cuidadosos, porque tenía un genio endiablado.
En cierta ocasión, en una fiesta que dieron en su domicilio Elena Arnedo y Miguel Boyer, éste le dijo a Fraga: «es que ustedes defienden a los ricos», a lo que el interpelado respondió: «pues yo nunca podré tener una casa como esta». La anécdota se la leí a Jaime Campmany, que remataba el asunto que después de tanto tiempo como ministro de Franco podía haber llegado a decir esto y ser verdad. Supongo que cualquiera que conozca la época se lo ha de creer sin demasiado esfuerzo. 



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