Preguntan qué plato o alimento borrarían de la faz de la Tierra. No es necesario insistir en que ninguna comida que sirva de alimento a alguien debería ser eliminada. Distinto sería si hubieran preguntado por el plato que menos les gusta a cada uno de los entrevistados.
El caso es que la pregunta chorra se ha lanzado y los famosos, al menos en el ámbito gastronómico, han dado sus respuestas. Y hay quien la ha tomado con la paella, porque no le termina de encandilar, pero sobre todo por los puristas. En este caso habría que empezar diciendo algo, nuevamente, obvio, y es que ningún plato puede gustar a todos por igual y que muchos de ellos tienen su clima y su ambiente adecuados. No es lo mismo comer paella en Valencia, que hacerlo en Barcelona o Madrid. Tampoco es lo mismo comer callos en verano que en invierno; la carne que se come en el norte no es la habitual en el sur.
Por otro lado, la receta de la paella no está establecida por ninguna alta autoridad, sino que es el fruto de la experiencia. Tras millones de guisos se ha podido determinar con qué ingredientes queda mejor, pero teniendo en cuenta que el ritual es casi igual de importante. Hay variantes aceptables, pero teniendo en cuenta que todas empeoran el resultado. Dicho esto, en la propia casa cual puede hacer lo que le dé la gana, sin que nadie tenga derecho a hacer una objeción. Ahora cuando es un restaurante que incluye en su carta la paella, si no ha aprendido lo mínimo sobre ella y la hace como le da la gana, es un timo. Esto sí que es criticable.
Por otro lado, cabría destacar que el plato que se solía comer los domingos en las tierras valencianas era el puchero, que es imposible acabárselo todo de tantísimos ingredientes que tiene, por lo que con sus sobras intocadas los luces se preparaba un arroz al horno inigualable. Con el caldo del puchero valenciano sale un arroz meloso inigualable.
