Hubo un dúo humorístico del que lo único que recuerdo es que se llamaba así. El que componen estos de ahora no pasa de ser un remedo de aquellos, por supuesto, sin gracia alguna. Al menos, a mí no me hacen. Una mueca de desagrado acaso. En el caso de los originales había uno alto y el otro era bajito. Ahí está todo.
La presunta gracia de estos de ahora, en lo que han dado en llamar ‘mesa de diálogo’ es que su pretensión no es otra que la de engañar a sus respectivos votantes. O sea, que si consideramos lo que sería el político ideal, estos dos estarían en el lado opuesto, en el de los políticos miserables.
He tenido conocimiento de un percance
ocurrido en una playa de la provincia de
Alicante. Ha ocurrido
que unos socorristas que han hecho su trabajo perfectamente no saben
hablar catalufo. Yo tampoco. Ni ganas. Unos catalanistas la han
montado. El gobierno regional valenciano es miserable y el Felón no
da para más. Si fuera un señor, ni sabe qué es eso, pondría
orden. Esos mismos catalanistas, si necesitaran ser operados por el
doctor Cavadas, ni se preocuparían por la lengua en que lo fuera a
hacer.
Es mucho el daño que hacen y que harán los nacionalistas. Adoctrinan a los niños, que es el más abominable de los crímenes, es una traición a la patria, frecuente en tiempos pasados, pero que ahora sufre un recrudecimiento criminal, generan percances innecesarios y estúpidos, como el mencionado y otros más ridículos, y reducen a la condición de imbécil a muchos adultos, en edad, que no en madurez.
Bien, pues ahí están, o estuvieron, esos dos reunidos, uno generando problemas, que tardarán generaciones en ser erradicados, y el otro dando cuerda al cometa, con el fin de creerse que es un hombre. Qué va a ser. Es un felón.
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