lunes, 27 de septiembre de 2021

La excesiva inteligencia de Gustavo Bueno

 

Digo que es excesiva comparada con la del mundo circundante, con la de quienes siguen las consignas sin rechistar. Veamos. En publicaciones de todo tipo, el filósofo se ha referido al aborto, ha dado su opinión sobre él. Me referiré ahora a lo que dice en una entrevista cuyo titular es: Defender el aborto es como defender la esclavitud. Haré un resumen: Se tiene propiedad sobre algo, pero no sobre una persona, salvo que esté sometida a la esclavitud. Se refiere, lógicamente, a quienes dicen: mi cuerpo es mío…

Es un argumento irrefutable, pero no pasa de ser un argumento. ¿Cómo se puede comparar un argumento con una consigna? Con lo fácil que es recibir una consigna y obedecer enseguida. Considerar un argumento obliga pensar, con lo cual se puede sufrir una hernia cerebral, con el consiguiente gasto para el sistema sanitario, etcétera.

Aparte de este, Gustavo Bueno dejó muchos más argumentos contra el aborto, por eso digo que su inteligencia era excesiva. Dirán, a pesar de que era ateo, que sus motivos eran religiosos. Cualquier cosa menos poner en peligro la estabilidad emocional, que depende enteramente de la obediencia. Si uno, o una, no obedece queda fuera, y si queda fuera todo se complica. Nuestros primeros antepasados, tras bajar del árbol, tuvieron que estrujarse el cerebro para poder sobrevivir, pero esos tiempos ya han quedado atrás y si entonces era necesaria la inteligencia, ahora lo son las tragaderas. Cuanto más grandes, mejor calidad de vida.

Pero no sólo ha sido Gustavo Bueno el que ha hablado del aborto, lo han hecho muchos más y uno de quienes lo hicieron con más maestría fue Julián Marías. Un valiente que no tema sufrir una hernia cerebral puede buscar sus artículos sobre la cuestión y es seguro que si lo hace va a disfrutar mucho, mucho, mucho. Salvo que esté en juego su sueldo o su reputación entre sus compañeros.

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