viernes, 3 de septiembre de 2021

Una idea de Sosa Wagner

 

Que alguien tenga talento no significa que todo lo que haga sea provechoso para los demás. De hecho, el triunfo de la democracia, con lo que supone de poner a la nación en manos de las medianías, se debe precisamente a esto. No obstante, conviene no perder de vista las propuestas de quienes tienen talento, porque no cabe duda de que más de una vez serán cosas muy convenientes.

De quienes no cabe esperar nada es de los podemitas. Ahí sí que no hay talento, ni buenas intenciones. De otros comunistas sí que cabía esperar algo. Carrillo sí era inteligente y cambió el comunismo por el eurocomunismo. Estaba lleno de odio, pero colaboró con Suárez, y convenció a González de que no debía ser tan borde. Anguita alternó burradas estratosféricas, como la de que el primer socialista de la historia fue Heráclito, como la perla esa de que hay que votar al más honrado, sea del partido que sea. Bueno, también Iglesias tuvo su momento de gloria al atribuir a Newton la teoría de la relatividad. Corramos un tupido velo.

El caso es que Sosa Wagner sí tiene talento en abundancia y, por tanto, hay que tenerlo en cuenta. Ha dicho algo que debería sonrojar a la clase política, esos que dicen que se sacrifican por nosotros, pero en realidad se creen superiores a nosotros y quieren tenernos en un puño. Lo suyo: «que se le quite al Consejo General del Poder Judicial la atribución de designar a las salas del Tribunal Supremo y de los tribunales superiores de las autonomías para que, en adelante, esos puestos se alcancen por concurso, como ocurre en los ascensos del resto de la carrera judicial».

Los españoles llevamos siglos queriendo tener democracia, porque en los países vecinos la hay y les funciona, pero la clase política nos la escamotea una y otra vez. Y nos dejamos engañar.

Sin la independencia de los jueces y de los medios no hay democracia.



No hay comentarios: