lunes, 20 de septiembre de 2021

El Programa 2000 y los intelectuales

 

Los intelectuales ya no son lo que eran. Hoy en día el término se usa para señalar a quienes pertenecen a la elite en el campo de la cultura. Ya no son aquellos que usaban su prestigio académico o social para criticar los desmanes del poder, que nunca faltan.

Hoy, en España, todo está corrompido. Los jueces están controlados en buena medida por el poder, que no se conforma con eso y quiere tenerlos más atados aún. La prensa no es libre, puesto que depende de las subvenciones. Y los intelectuales son orgánicos.

Ya se vio cuando Pujol, el Muy Honorable, presentó su Programa 2000, totalmente antidemocrático.

Pero los sobrevalorados Felipe González y Alfonso Guerra creían que ser antifranquista era ser sinónimo de demócrata y hecha esta consideración no dedicaron ni un minuto más a pensar sobre el asunto, a analizar las actividades del sujeto eso, cosa que sí hizo Tarradellas, que no lo quería ver ni en pintura.

Pujol nunca ha sido demócrata y lo de su antifranquismo habría que analizarlo, porque el tipo es calculador e inteligente. No tanto como Arzalluz que se dio cuenta de que pasará a la historia como un malvado. O quizá sí que se ha dado cuenta, pero no lo dice, porque tiene hijos.

Pero en torno a Alfonso Guerra y Felipe González, el cocinero y el camarero, según la versión del entonces vicepresidente del Gobierno, pululaba un gran número de personas con un gran bagaje de conocimientos y a ninguna le dio por analizar el tal programa del Muy Honorable y protestar vivamente, como merecía el documento, en los medios. Es más, en alguno de ellos, y de la derecha, para más escarnio, se le dio al citado algún premio de relumbrón.

Los intelectuales españoles no son como los de otras naciones, que en momentos determinados han sido capaces de poner el grito en el cielo. Digamos que aquí el miedo guarda la viña.

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