En la Comunidad Valenciana estamos acostumbrados a que se le eche a Zapatero la culpa de todo. Si las farmacias no cobran es por culpa de Zapatero. Hasta la de la mujer de Camps ha hecho huelga. Si la Generalidad Valenciana se ha gastado el dinero en la innecesaria Nueva Fe, o en también innecesario Ágora, de eso no se habla.
La versión oficial, no demostrada, es que la Fórmula 1 resulta rentable y que el Puente de las Flores es muy bonita, aunque las señoras con calzado de tacones que lo transitan padecen lo suyo.
El gobierno de Rajoy ha dado en cargar el grueso de la crisis sobre las espaldas de quienes menos culpa tienen de ella, y también ha culpado a Zapatero, con la excusa de que se ha encontrado con un déficit mayor del anunciado. Como si no tuviera bastantes motivos para conocer a Zapatero y su gobierno, como si realmente se hubiera encontrado con algo inesperado.
Pero ya que el gobierno ha citado el déficit recibido debería dar cuenta también del que han dejado los suyos en donde gobiernan, del enorme agujero que tiene la Comunidad Valenciana, por ejemplo.
Se ha aprovechado la crisis, que no ha sido creada por los trabajadores para reducir los derechos de los trabajadores, cosa que hasta el momento no ha servido para crear ni un solo puesto de trabajo. Tampoco van a servir para ese fin los nuevos recortes que se avecinan, que no tienen mayor virtud que la de complacer a los empresarios, que vienen pidiéndolos desde hace mucho y que por fin han conseguido lo que querían.
Y ahora además se condena a los trabajadores a pagar con parte de sus salarios el estropicio causado por otros, a los que nadie siquiera ha echado en cara el estropicio causado. Mucho menos se les han pedido responsabilidades.
España mejorará porque peor que lo ha hecho Zapatero ya no se pueden hacer las cosas, pero el método elegido no es justo.