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viernes, 19 de febrero de 2016

Salvajada del tripartito

Decir que se preocupan por los pobres no es lo mismo que preocuparse por los pobres. Cáritas viene trabajando bien por ellos y sabe mucho sobre esta cuestión. Por tanto, toda ayuda que se dé a Cáritas es ayuda que se da a los pobres.
El hecho de que se le retire la ayuda a Cáritas viene a ser como dar rienda suelta al anticlericalismo, algo que ya debía estar superado. El anticlericalismo no tiene justificación de ningún tipo. Que se desee poner coto a los posibles excesos de la Iglesia Católica, o se pretenda suprimir sus supuestos privilegios, cosas ambas muy respetables, no es motivo para odiarla. En realidad, nunca hay motivo para el odio.
Quienes mandan ahora en la Generalidad Valenciana y el ayuntamiento de Valencia piensan, por lo que se ve, que con sacar a relucir toda la basura de los anteriores gobernantes ya tienen suficiente para campar a sus anchas.
Rita Barberá y Francisco Camps se comportaron de forma demencial, pero a la vista de quienes les han sustituido se explica que estuvieran tanto tiempo en sus cargos. Si ambos hubieran tenido una oposición digna de ese nombre no habrían podido cometer tantas fechorías, pero es que tampoco habrían durado. El PP se habría visto obligado a retirarlos de la circulación y habría tenido motivos para ello, porque realmente esos personajes dan poco de sí.
Han sido sustituidos por unos catalanistas de tomo y lomo, lo que significa que sus ideologías no pueden basarse en nada, sino que levitan sobre una falsedad. Aparte de eso, el catalanismo es incompatible con la democracia, puesto que no tolera la discrepancia. Y eso significa que es intrínsecamente corrupto.
No es de extrañar entonces que el diario Las Provincias haya descubierto su afición por el nepotismo.
Son muchos los que piden el voto a los pobres, mediante promesas falsas, para poderse equiparar a los ricos.
Cáritas merece respeto.

martes, 4 de noviembre de 2014

José Luis Olivas, ante el juez

Este personaje que fue presidente de Bancaja y del Banco de Valencia, ambas entidades desaparecidas por lo ruinoso de su gestión, y miembro de los consejos de administaración de unas cuantas empresas más, ha tenido que comparecer ante el juez por su actividad como administrador de la empresa Imarol SL, de la que también era dueño.
Resulta curioso el tipo de contrato que se agenció con Bancaja, que le permitía ejercer otras actividades. Comenzó su progreso social de la mano del ilustre jurista Emilio Attard, que tenía una opinión muy elevada de sí mismo. José Luis Olivas llegó incluso a ser presidente de la Generalidad Valenciana y siempre tuvo muy buenas relaciones con la alcadesa Rita Barberá. Finalmente, logró los cargos que más beneficios económicos podían darle, como eran las presidencias de las dos entidades bancarias anteriormente citadas. El Banco de Valencia y Bancaja han desaparecido, causando esta desaparición un gran perjuicio al Reino de Valencia y a muchos particulares, pero las finanzas de quien fue su presidente deben de gozar de muy buena salud.
No da la impresión de que José Luis Olivas, ni quienes fueron consejeros delegados de ambas entidades estén muy compungidos por el daño que han hecho, sino que lo que parece es que lo que les duele es tener que gastar grandes cantidades de dinero en bufetes de abogados para que les libren de la acciòn de la Justicia, cosa que probablemente creen que pueden lograr.
Constituiría una sorpresa muy grande que se viera a alguno de ellos en las proximidades del presidente Fabra, pero no lo sería tanto que se siguieran viendo con Rita Barberá o Francisco Camps.
No es descabellado pensar que si Olivas no hubiera fijado su mirada en los bancos y se hubiera quedado en la política o en la abogacía Bancaja y el Banco de Valencia seguirían existiendo.

martes, 18 de febrero de 2014

La izquierda valenciana

La izquierda tiene vocación internacional, mientras que el nacionalismo es puramente local, defiende lo suyo por encima de todo. La izquierda es incompatible con el nacionalismo. De ahí que si asume las tesis de los nacionalistas dé pie a pensar que no las tiene propias.
Si todo lo que tiene que aportar la izquierda valenciana es el odio a la derecha, apaga y vámonos. Nelson Mandela supo postergar sus propias pasiones en beneficio de los intereses de su pueblo. Nadie tiene derecho a odiar, porque el odio perjudica a quien lo siente. Pero Mandela tuvo muchas tentaciones para sucumbir al odio, puesto que vivió un largo tiempo en la cárcel y en condiciones penosas. Y supo resistir esa tentación y ahora muchos que sí que odian quizá lo adopten como emblema.
En Cataluña, la izquierda se ha puesto al servicio de la burguesía catalana, que es la que lo tiene todo bajo control, de modo que pasito a pasito, van llevando a los catalanes a la pobreza. Pero a los burgueses catalanes les va bien y quizá a los socialistas catalanes les vaya igual. Cuando Cataluña sea pobre, la culpa la tendrá Madrit y los burgueses catalanes habrán acrecentado sus fortunas y no sé cuál será el caso de los socialistas catalanes.
Los izquierdistas valencianos están en contra de la burguesía valenciana, lo que en principio es un dato a favor, pero ocurre que están al servicio de la burguesía catalana, ayudando en sus ansias imperialistas y sumándose a sus intromisiones lingüísticas, y eso lo explica todo.
Durante años, alguien tan incompetente como Francisco Camps, y no sé si tildarlo de incompetente es poco, ha podido cometer sus desmanes porque la oposición vive de espaldas al pueblo. Y ahora esa oposición, sin sentirse culpable por no haber sabido impedir la destroza hecha, se relame de gusto y se enroca en su defensa de los postulados nacionalistas catalanes. ¡Cielos, qué horror!
 


domingo, 16 de febrero de 2014

A Vidal-Folch se le va la olla

En un artículo furibundo, que lleva el engañoso título Abajo el nacionalismo lingüístico, comete varios errores e injerencias en asuntos que no le incumben.
Lo que defiende precisamente es el nacionalismo lingüístico o imperialismo catalán. Pero es que empieza ya mal, o peor que mal. Sus palabras textuales son estas: “Sólo hay un nacionalismo más insidioso y brutalista —a veces violento— que el catalán: el español.” Y resulta que la agobiante presión en Cataluña la sufren los normales, los que no son nacionalistas. Pero lo cierto es, sobre todo, que todos los nacionalismos son igual de nocivos. El camino hacia la civilación pasa por la desparición de los nacionalmos, que tantas desgracias causan y han causado.
Se mete, además, con la lengua que hablamos en el Reino de Valencia. ¿Con qué derecho se inmiscuye en tal asunto? Los dueños de las lenguas son quienes las usan. Que hable del español y del catalán en Cataluña y deje que los problemas de los valencianos sean resueltos por los valencianos, que es lo educado.
Se refiere también a la Academia Valenciana de la Lengua, ese engendro diabólico que exigió Jordi Pujol a José María Aznar como condición para darle su apoyo. Fue una traición en toda regla a los valencianos que se encargó de llevar a cabo Eduardo Zaplana y luego ratificó Francisco Camps al incluirla en un Estatuto que nadie había pedido.
El nacionalismo y el socialismo son incompatibles, pero las izquierdas españolas están impregnadas de nacionalismo y el Reino de Valencia no es una excepción y la derecha no acierta a manejar este asunto y otros más que a base de traiciones a los ciudadanos.
Se obliga a los alumnos valencianos a gastar tiempo y energías en el estudio de una lengua que no quieren y que olvidarán en cuanto acaben sus estudios, salvo los que trabajen en la Administración, que esa es otra. A Vidal-Folch hay que ponerle un cero en democracia.

lunes, 10 de febrero de 2014

Alberto Fabra, el supuesto azote de la corrupción

En España se rinde culto al poder, quizá porque desde siempre los poderosos lo han tenido muy fácil frente a los demás. Aquí se presenta alguien con una gorra y la gente se apresta a obedecer, por lo que pueda pasar si no se hace.
De modo que este Fabra, al que en Castellón llaman el bueno, pero no porque sea bueno, sino para distinguirlo del otro, que parece peor, al ser elegido por el dedo para sustituir a Camps y ser consciente de que las sospechas de corrupción empiezan a mosquear a los votantes dijo que acabaría con ella. Lo dijo, pero quizá pensando en que al jefe se le cree todo lo que dice y en que, dueño de la maquinaria del poder, conseguiría hacer que las cosas parecieran así.
Pero la gente ya se fija más que antes y no ha gustado mucho que convierta a Serafín Castellano en su mano derecha, ni que le haya puesto coche, conductor y secretaria a Francisco Camps.
Ahora hay una querella de Manos Limpias contra Esther Pastor Tomás, cuya carrera en la Generalidad Valenciana está siendo fulgurante, por haber pagado con dinero público una larga serie de compras que supuestamente tenían destino privado.
El tal azote de la corrupción, ese señor que pretende que los valencianos confiamos confiemos en él, en lugar de pedirle a la querellada que dimita, cosa que ocurre en Gran Bretaña por asuntos mucho menos importantes, lo que ha hecho es ponerse a investigar quién o quiénes han dado esos datos a Manos Limpias. Pero es que, además, la investigación la llevan a cabo funcionarios de la Generalidad, que deberían estar trabajando en asuntos que benefician a los ciudadanos.
Lo que le preocupa a Fabra 'el bueno' no es que se hayan gastado fondos públicos para asuntos privados, sino que el dato haya salido a la luz pública. Ya sólo falta que Rajoy lo ponga como ejemplo, como antes puso a Camps.

lunes, 16 de diciembre de 2013

A Domingo Parra no le preocupa el Banco de Valencia

Según un reportaje que publica hoy Las Provincias, firmado por Julián Larraz, el interés de Domingo Parra se centra en dos cuestiones. La primera, porque supongo que es la primera, consiste en no ir a la cárcel.
La segunda es que quiere cobrar más de diez millones de euros de indemnización por su despido del Banco de Valencia, un ente que ya no existe. No consta en el citado reportaje que la desaparición de este banco, con el consiguiente quebranto económico para sus empleados y accionistas le quite el sueño. Sí que se dice que durante los 17 años que dirigió el banco no estaba acostumbrado a salir en la prensa. Pero sí que aparecía de vez en cuando y siempre en términos elogiosos para su persona.
El Banco de Valencia que durante el mandato de Joaquín Reig y José María Sales ya estuvo a punto de irse a pique, se fue definitivamente con José Luis Olivas y Domingo Parra. Quizá el último empujón lo diera Rodrigo Rato. Parece difícil acabar con un banco, pero en España hay varios que lo han conseguido. Y otros, como se sabe, han estado a punto. Y otros se han salvado porque los gobiernos de España suelen ser buenos con los bancos.
Según el citado reportaje, Domingo Parra no tiene problemas económicos; no obstante, insiste en cobrar esos más de diez millones de euros, que por lo visto merece. José Luis Olivas y él formaban un tándem en este banco. Y últimamente tratan de echarse las culpas uno al otro. Puede decirse que ambos estaban en sus cargos por decisión de Francisco Camps y Rita Barberá, que eran los que cortaban el bacalao en la Comunidad Valenciana. La inoperancia del Banco de España ya es proverbial.
La moraleja de todo esto es que los ciudadanos de a pie no pueden confiar en las instituciones políticas, en el Banco de España y tampoco en la prensa.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Entre el valenciano y el catalán

Ramón Ferrer Navarro es un señor que está simultáneamente en la Real Academia de Cultura Valenciana y en la Academia Valenciana de la Lengua, a la que se suele denominar ente normativo.
Ignoro si es el único caso en el que concurre dicha circunstancia, pero no me extrañaría que hubiera más académicos de una u otra institución dispuestos compartir ambas dignidades.
Conviene recordar que en el suelo español nació un gran patriota llamado José María Aznar, que en cierto momento necesitó los votos de otro gran patriota conocido como Jordi Pujol, que impuso unas cuantas condiciones para dárselos. La cabeza de Vidal-Quadras en Cataluña, la formación de la Academia Valenciana de la Lengua en la Comunidad Valenciana, etc. Y Aznar cedió. Ya se sabe que los patriotas se envuelven en la bandera cuando les conviene. En mi opinión, y hablando en términos generales, Aznar y Pujol han hecho mucho mal a la humanidad.
Desaparecidos de la política ambos patriotas, los valencianos seguimos pagando de nuestro bolsillo a la Academia Valenciana de la Lengua, a la que además Francisco Camps, que sigue disfrutando de secretaria y coche oficial con conductor, incluyó en el nuevo Estatuto que nadie pedía.
La creación de la Academia Valenciana de la Lengua fue una ofensa para la Real Academia de Cultura Valenciana, que está a punto de cumplir cien años. Pero ya se ve que algunos académicos no se dan por ofendidos.
La función de la Academia Valenciana de la Lengua consiste en disolver el valenciano dentro del catalán, sin contrapartidas, como una rendición incondicional. Se obliga a los escolares a aprender una lengua que en la mayoría de los casos olvidarán en cuanto abandonen los estudios. El respeto que tienen los políticos a los contribuyentes es nulo.
Proteger una lengua no es inyectarla en vena para que luego acabe siendo expulsada por el órgano excretor.
Ramón Ferrer dice que hay que defender el valenciano a muerte. Para defender al valenciano, y sobre todo a los valencianos, habría que suprimir a la inútil Academia Valenciana de la Lengua.

viernes, 7 de junio de 2013

Y nos quejamos los valencianos

Se intenta estigmatizar a los valencianos por aquello de que aquí se ha estado votando al mismo partido durante un periodo de tiempo muy largo, con los catastróficos resultados de todos conocidos, sin tener en cuenta que la oposición del lugar se divorció de la ciudadanía, motivo por el cual perdió un poder que ostentaba de modo hegemónico.
Quienes se refieren a los valencianos de modo tan cruel olvidan que en Andalucía también se vota siempre al mismo partido, que en este caso es otro, y que el periodo durante el que manda este partido es mucho más grande y los resultados son, al menos, igual de catastróficos.
El repaso a todas las Comunidades Autónomas demostraría dos cosas: que el sistema de las Autonomías no se terminó bien y que si ya es difícil encontrar un líder con categoría suficiente, dar con 17 se torna imposible.
Soy de la opinión de que debería haber una ley que permitiera encarcelar a Francisco Camps por el penoso estado en que ha dejado a la Comunidad Valenciana, en todas las parcelas. Por otra parte, el espectáculo que ha dado mostrando su odio a Eduardo Zaplana (que tampoco es santo de mi devoción), siendo así que se las da de ferviente católico, proporciona un dato más acerca de las características del personaje.
Ahora bien, puestos a elegir entre Camps y cualquiera de los que ha tenido Cataluña, excepción hecha de Tarradellas, la cuestión no ofrece dudas. Camps es infinitamente mejor que esos.
Hay otra cuestión que añadir. El daño hecho en la Comunidad Valenciana está pudiendo ser capeado por alguien tan mediocre como Alberto Fabra. En cambio, Cataluña está en caída libre. Allí, la sociedad ha enfermado tanto que si ahora se celebrasen elecciones las ganaría un partido tan nefasto como ERC. Hay un partido con un discurso admirable, que es Ciutadans, pero apenas le hacen caso.

viernes, 25 de enero de 2013

La falta de elegancia de Fabra

En Castellón, a Alberto Fabra le llaman Fabra el bueno, para distinguirlo de otro Fabra; se comprende fácilmente que esa bondad está por demostrar y que no va más allá de la finalidad distintiva.
Están desmantelando con nocturnidad y alevosía al Banco de Valencia, y calla. Donde debe hablar, calla.
Han desaparecido Bancaja y la CAM, y lo han hecho de mala manera, y calla. Debería exigir responsabilidades. Debería señalar culpables. Han resultado perjudicados todos los valencianos. Debería preguntar a Francisco Camps y a todos los miembros de su gabinete que cómo ha sido posible que suceda eso. Y por qué consintieron que ambas cajas tomaran esa deriva que ha concluido tan mal. Quizá le interese más quedar bien con Camps que con los ciudadanos. De hecho, mientras va recortando a los ciudadanos ha colocado bien a Camps.
De modo que es un maestro, y debería reclamar el diploma en donde lo den, en callar donde no toca.
Y habla donde no debe. ¿Extraña a alguien que quien calla donde no toca hable donde no debe? Ha invitado a las empresas catalanas a que se trasladen a la Comunidad Valenciana. Resulta insólito que haya dicho eso. ¿Creerá que le va a hacer caso algún empresario catalán? Menuda estupidez la suya.
Tampoco se puede dejar de pensar que a raíz de esta descomunal metida de pata algún empresario catalán que estuviera meditando la conveniencia de hacer ese traslado se haya convencido de que es mejor no hacerlo. No merece la pena salir de una Autonomía en la que hay un presidente que no está en sus cabales para ir a parar a otra en la que el presidente es memo.
Cuando Mariano Rajoy se vio en la tesitura de tener que tener que sustituir a Francisco Camps, que menuda herencia dejó, podría haber tenido el detalle con los valencianos de elegir a alguien con talento. Eso, al menos.

viernes, 26 de octubre de 2012

Réquiem por el Banco de Valencia

La Generalidad Valenciana y las diputaciones y los ayuntamientos de Alicante, Castellón y Valencia tenían y tienen, aunque quizá ya sea tarde, la posibilidad de traspasar todas sus cuentas, con sus saldos, al Banco de Valencia. Y también la posibilidad de negociar condiciones especiales para los funcionarios que hicieran lo mismo.
Es una solución heroica, claro, pero después del estropicio que han causado en el sector bancario valenciano algún gesto deberían haber hecho, con el fin de tratar de remediar lo que se pueda.
Lo que ocurre es que en España nadie se siente responsable de nada. Para los oligarcas, actuar de una manera egoísta y despreocupada es lo más natural del mundo. Y si causa de este comportamiento suyo ocurre una catástrofe ellos no suelen salir perjudicados.
La pasividad del gobierno valenciano con este asunto es total. Como si no fuera con él. El anterior presidente, Francisco Camps, se desentendía del asunto, echándole toda la culpa al Banco de España, como si no hubiera tenido nada que ver con el nombramiento de José Luis Olivas, y como si no le hubiera pedido nunca a este que invirtiera en tal o cual sitio, o que comprara bonos de la Generalidad.
Los empresarios valencianos, tan dados a formar asociaciones, y que tan bien informados debían estar de todo, puesto que les atañía directamente, no dieron señales de que se enteraban de la catástrofe que se le avecinaba al sector bancario valenciano, y una vez que ésta se hizo evidente tampoco corrieron a apuntalar en donde pudieran y a tratar de minimizar los daños. Se han retirado en los últimos meses fuertes sumas de dinero del Banco de Valencia. Se rumorea que a los gestores del FROB no les importaba espantar a los clientes. Pero todo eso tenía que ser conocido y sabido por Rita Barberá, Alberto Fabra, Juan Roig y compañía y se le debería haber puesto remedio.