domingo, 30 de julio de 2017

Los firmantes de Let catalans vote

Una serie de personajes mundialmente conocidos han estampado presuntamente (porque, como diría Rajoy, a mí no me consta) su firma en un documento en que se pide que se deje votar a los catalanes. Me reservo el calificativo moral que me merecen esas personalidades.
No se han detenido a pensar en el asunto o no les importa el afán destructivo e insolidario que contiene. Ellos mismos, los supuestos firmantes, son insolidarios, puesto que quienes viven oprimidos, angustiados, temerosos de perder sus trabajos, y algo más, son los buenos catalanes, los demócratas, los que cumplen las leyes.
Estos supuestos firmantes son los que, enloquecidos, como si Nerón se hubiera reencarnado en cada uno de ellos, y se aprestaran quemar Roma con todo lo que hubiera dentro.
Creo que a uno o dos de los supuestos firmantes se les dio el Premio Nobel, con lo cual el desprestigio de estos premios va en aumento.
Piden que se deje votar a los catalanes, englobando en esa locura colectiva a todos los catalanes, cuando, como he dicho antes, los hay que son muy sensatos, equilibrados, respetuosos y educados.
Piden que se deje votar a los catalanes, como si votaran menos que los murcianos, los castellano-manchegos o los riojanos, pongamos por caso. Los catalanes votan igual que todos los demás españoles.
La democracia es una palabra muy pisoteada, envilecida, tergiversada y burlada en la Cataluña actual, que está en manos de unas personas que no respetan nada, que están llenas de mala fe, pero hablan de buena fe, esa que también les falta a los firmantes, supuestos, del citado escrito.
«Se dice que hay democracia en un lugar cuando alguien que opina lo contrario que la mayoría puede pasear tranquilamente por sus calles». Como saben todos los que lo quieren saber, eso no ocurre en la Cataluña actual, ni puede ocurrir, porque los catalanistas están enloquecidos.


sábado, 29 de julio de 2017

Justificación de las Autonomías

Hay bobos, como el que preside la Generalidad Valenciana, que piensan que el centralismo es un invento del diablo, sin darse cuenta de que funciona bien en muchos países democráticos. Quizá si se viera con posibilidades de llegar a la presidencia de la Nación pensaría de otra forma.
A la vista de los presidentes autonómicos que hemos tenido en España, tan catastróficos todos, incluido obviamente el citado en el párrafo anterior, se puede pensar que el sistema autonómico ha sido un fracaso, y es cierto, pero no porque estuviera mal concebido, sino porque no se desarrolló bien la idea.
Las Autonomías deberían servir para acercar la Administración al ciudadano, para resolver los problemas con mayor rapidez y para cuidar y fomentar aquellas tradiciones y costumbres que merecen la pena, desechando las que no, y sin embargo la Administración sigue estando lejos, porque los políticos autonómicos también van en carrozas de oro y los problemas no se resuelven con mayor rapidez, sino que se crean problemas nuevos y más grandes.
El sistema autonómico ha servido para que el gasto público crezca desmesuradamente, y luego no haya dinero para pagar los medicamentos o las pensiones, sin ir más lejos. Pero no queda ahí la cosa, lo peor de todo no es el dinero que se gasta sin que de ello se derive ningún beneficio para los ciudadanos, sino que una parte considerable de la población ha enloquecido de forma irreversible. Tiene unos delirios y unos sueños de grandeza injustificados desde cualquier ángulo que se mire.
Muchas lenguas que han sido muy importantes en el pasado y que han servido para que grandes literatos escriban obras maestras están en declive, mientras que aquí tenemos una lengua heptamilenaria por lo menos, que hablan tres gatos y medio y otra que hasta el siglo XIX no había dado señales de vida, y ahora resulta que son imperiales, de obligado conocimiento y camino hacia Dios. 


viernes, 28 de julio de 2017

Ridículo de CC.OO.

Es curioso, o quizá no tanto, que la patronal catalana defienda los derechos de los trabajadores y que CC.OO. se desentienda de ellos. De cualquier modo, esa es la realidad y cabe sospechar que desde siempre.
Aunque aparentemente el sindicato pueda haber defendido ciertos derechos de los trabajadores que la patronal haya querido minimizar, podría ser que CC.OO. tuviera unos intereses que estuvieran por encima de aquellos a los que dice defender, como sugiere el hecho de que ahora ha dicho que el referéndum es tan legítimo como necesario, cuando todo el mundo sabe que ni es legítimo, ni es necesario, y para quienes aleguen que no lo saben cabe remitirlos al informe que han emitido los servicios jurídicos de la patronal sobre el particular.
Con respecto a lo que se propone hacer la Generalidad ha dicho la patronal que es: «un ejercicio de enorme irresponsabilidad política de consecuencias impredecibles».
Entre esas consecuencias está la de que muchas empresas tengan que cerrar y otras reducir plantillas drásticamente, cosa que no parece importarle al sindicato de inspiración comunista.
Algún día aparecerán historiadores que dediquen su afán a investigar el fracaso de los sindicatos en España y entre los asuntos a investigar estará el de los motivos por los que teniendo herramientas para prever el estallido de la burbuja inmobiliaria, con las graves consecuencias que tuvo para los trabajadores, y no emprendieron acciones legales por su cuenta, ni se sumaron a las que emprendió UPyD.
Por su parte, la patronal habría emitido un documento magnífico, si no fuera por la chorrada final: «la legítima reivindicación catalana del reconocimiento de su singularidad dentro del Estado español». ¿En que se basa esa singularidad, en el ADN, como dice aquel memo? ¿En el arte del lloriqueo?
No es propio de los espíritus democráticos pretender ventajas y privilegios sobre los demás. Un pueblo cosmopolita y avanzado debería olvidar esas actitudes tan retrógradas.

jueves, 27 de julio de 2017

Rajoy y las demandas históricas del País Vasco

No cabe duda de que aquellos griegos que escuchaban a Homero, y aprendían los versos de memoria, estaban mucho más civilizados y eran más abiertos de mente que los ciudadanos actuales.
En la actualidad se subvierten los conceptos. Dicen: Hasta Franco respetó los fueros vascos. ¡Claro! El suyo fue un régimen autoritario y, por tanto, podía conceder privilegios que ya habían otorgado previamente monarquías absolutistas.
En democracia no tienen sentido los privilegios, por tanto los demócratas vascos han de sentirse intranquilos ante la anunciada disposición de Rajoy a atender las demandas históricas del País Vasco. Los demás partidos, salvo los nacionalistas, que no pueden ser demócratas, deberían protestar el anuncio y exigir que no hiciera tal cosa.
UPyD lo habría hecho. No hay más que repasar las hemerotecas para cerciorarse de un modo absoluto de que esto es así.
Pero tenemos lo que tenemos y hay que pensar que es lo que nos hemos ganado.
Rajoy es el menos malo de los políticos actuales. Los demás, salvo raras excepciones, son escoria.
Mariano Rajoy no es un estadista, sino un fumador de puros. La medida de las cosas es un puro. A Felipe González le mandaba los puros Fidel Castro. Felipe González no ha sido jamás un estadista, por mucho que lo diga Luis María Anson, que no sólo dice esa burrada, sino que se le pueden apuntar más.
Rajoy es un profesional del poder que sabe que con el acto de encender un puro le da tiempo al azar para que haga de las suyas. El azar es muy importante. Por azar pudimos creer que Aznar era un gran estadista, pero él se empeñó en demostrarnos que no. Por azar, Zapatero consiguió cumplir sus sueños, que consistían en hacer una destroza monumental.
Ahora Rajoy, además de encender un puro, da privilegios al País Vasco, para ganar tiempo. El día que llegue un estadista tendrá mucho trabajo que hacer, pero si España no está llena de demócratas no podrá hacer nada.

miércoles, 26 de julio de 2017

Puigdemont y Terra Lliure

Aquella necesidad que tenía Aznar del marido de la Madre Superiora, el Muy Honorable, tuvo muchas consecuencias nefastas y no sólo la invención de la fenicia y perniciosa Academia Valenciana de la Lengua, que tantas calamidades propicia, sino también, entre otras cosas, un trato de favor a los terroristas de Terra Lliure.
El periodista Carlos Enrique López, escribe lo siguiente en El Español: «El fiscal solicito al tribunal (cita literal) "aplicar el artículo del Código Penal que permite condenar en grado mínimo y que, posteriormente, la propia Sala solicite para ellos el indulto". Todo volvió a la tranquilidad. El independentismo viró, definitivamente, hacia la no violencia.»
Pero es que ese artículo, todo entero, gira en torno a un supuesto año sabático de Puigdemont, que pudo estar motivado por las actividades que estaba llevando a cabo Baltasar Garzón contra el terrorismo. Hubo un chivato dentro de Terra Lliure. ¿Pertenecía Puigdemont a la banda terrorista y fue el chivato o, por el contrario, huyó para no ser detenido?
Conviene recordar los números de la organización terrorista catalana, que como la vascuence, también pudo contar con la complicidad de algunos sectores sociales y políticos: más de 200 atentados, que se dice pronto, 5 muertos, 4 de ellos de la banda, y decenas de heridos, según datos ofrecidos por la wikipedia.
Cuando se disolvió la banda, muchos de sus antiguos componentes pasaron a formar parte de ERC, que no se olvide esto. Las personas decentes no deberían votar a este partido.
Aunque Pujol tuviera esa cara de santurrón dolorido, la realidad es que el nacionalismo necesita la violencia para medrar. Violencia física o moral. El nacionalismo es incompatible con la democracia, axioma que deberían tener en cuenta esos nacionalistas que se presentan como socialistas bajo siglas socialistas.
Puigdemont, se va viendo, es muy peligroso. Es obvio que pretende que haya sangre, puesto que pretende enfervorizar a los locos para que hagan locuras.

lunes, 24 de julio de 2017

A Pérez-Reverte le falta un dato

Y es natural que así sea, puesto que creo que, al menos por ahora, no figura en los libros de historia. Para captarlo había que estar al corriente de la actualidad en el momento en que salió a la luz. Me refiero a lo que cuenta sobre la Transición.
El propio Pérez-Reverte nota que falta algo en el relato de los hechos para que todo encaje, y dice esto: «Ignoro, en verdad, lo inteligente que podía ser don Juan Carlos; pero sus consejeros no tenían un pelo de tontos.»
No voy a desvelar el dato, puesto que está en el libro ‘1978. El año en que España cambió de piel’. En el primer capítulo concretamente. Con esto se comprende perfectamente la Transición, que para mí comprende el periodo comprendido entre el nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno y las primeras elecciones democráticas, una vez que se ha hecho el cambio de la ley a la ley. La legislatura constituyente ya cae dentro del periodo democrático.
Una cuestión a considerar de ese tiempo es el papel de Felipe González y su entonces inseparable Alfonso Guerra en el asunto, puesto que debieron ser convencidos por Santiago Carrillo para que accedieran a colaborar con Adolfo Suárez en el empeño.
Les proponía una democracia plena desde el primer momento y lo que les pedía es que colaboraran para sentar las bases de la misma, el marco legal en que se tenía que desenvolver.
Ellos pretendían en un primer momento la ruptura con el régimen de Franco y Carrillo les hizo ver que esa actitud provocaría mucho sufrimiento en los españoles y quizá algo peor, y el riesgo de que la democracia no llegara a formalizarse.
Lo aceptaron con muchas reticencias y no llegaron a darse cuenta de que era indispensable la separación de poderes, porque lo que querían era el poder. O sea, que no eran tan demócratas como se creían.

sábado, 22 de julio de 2017

Pedro Sánchez en el País Vasco

Como si dijeras un poeta en Nueva York, Lituma en los Andes, el general en su laberinto, Cristóbal Colón en las Indias, Marco Polo en la corte de Kublai Kan, ¡ay, Pedro!
Hace tres días, como quien dice, uno de su partido le preguntó ante las cámaras: Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación? Y no tenía ni puta idea.
Y ahora se planta en el cogollo del meollo va y dice: El País Vasco es una nación.
Menos mal que se ha metido a político y no a cirujano. Supongamos que va a operar a una chica y ella exclama:
¡Uy, qué médico tan guapo me ha tocado! ¿Cómo se llama usted? Pedro, diría él.
Al cabo de un tiempo le parecería despertar de la anestesia y vería a un señor con barba ante ella. Dígame, Pedro, ¿tanto tiempo ha durado la operación? Se equivoca, señorita, respondería él, yo soy san Pedro. Usted está aquí porque la ha operado uno que no tiene ni puta idea, pero es muy atrevido con las cosas de los demás, con las suyas lleva más cuidado. Pedro Botero, otro Pedro, le tiene echado el ojo y no lo va a dejar escapar.
En sus calderas está desde hace tiempo, Sabino Arana, que es un orate que pretende que todos los diablos hablen en vascuence, cosa que ni los etarras que van cayendo por allí, que son todos los que mueren, porque si muchos de ellos han podido eludir la cárcel de ese destino no podrá escapar ninguno.
Cuando esté con ellos, Pedro Sánchez podrá asistir al relato de sus ‘hazañas’ en primera fila y escuchará que asesinaron -ellos dirán que ejecutaron- al conde de Aresti, a Miguel Ángel Blanco, a Joseba Pagazaurtundúa, a Francisco Tomás y Valiente, a Manuel Broseta, a Gregorio Ordóñez, y a tantos otros más, por la patria vasca.
Y entonces Pedro Sánchez dirá: Ya sabía yo que el País Vasco es una nación.

viernes, 21 de julio de 2017

La Guardia Civil en la Generalidad

La carcajada ha sido general. Los medios subvencionados han dicho que Turull ha impedido la entrada a los guardias civiles. Los demás medios se han reído del disparate.
DolcaCataluña lo ha contado así:
«Pero resulta que realidad ha sido otra: Turull se ha hecho caquita ante 4 agentes de paisano de la Guardia Civil, y les ha ofrecido una salita con café y pastas mientras corría a traer la documentación que le han solicitado los agentes.»
No cabe duda de que este medio, que quizá sea más leído que todos los subvencionados juntos, conoce al personal al que se refiere, o sea a los catalufos, puesto que viene siguiendo sus pasos desde hace tiempo y analizándolos con tino y acierto.
Por cierto, algún día habrá que hablar del dinero de los impuestos que va a parar a la prensa y de a quién beneficia que se haga esto, porque todo el dinero que se recauda debería usarse para atender las necesidades de los ciudadanos.
Los nacionalistas necesitan imperiosamente mentir, tergiversar, inventar, obligar, etc., y quizá sea este el motivo por el que los agentes de la Guardia Civil se presentaron de paisano, pues de haberlo de uniforme la ocasión podría haber sido aprovechada por los malvados secesionistas para montar un numerito publicitario, que habría sido secundado por todos esos medios tan entregados a la causa que no les importa ir perdiendo lectores a marchas forzadas.
Por otro lado, es obvio que si los guardias civiles no se llevaron detenido a Turull es porque pudieron llevar a cabo la tarea que tenían encomendada.
Como era de prever, al ridículo de los separatistas, que al no tener una base sólida se han visto obligados a construir todo un entramado con globitos de colores, hay que añadir el de Pedro Sánchez, que como no es capaz de ir más allá del odio al PP, se ha puesto del lado de los secesionistas, o casi.