viernes, 14 de julio de 2017

Totorika se comportó en su día

Cuando el asesinato de Miguel Ángel Blanco, el alcalde de Ermua, Carlos Totorika estuvo a la altura de las circunstancias, comportándose con nobleza, rectitud y fortaleza moral, virtudes estas que sin duda poseen muchos votantes socialistas, al menos de los primeros tiempos.
Esas virtudes, sin embargo, se han echado en falta en los dirigentes del PSOE y de forma clamorosa, en los últimos, Zapatero y Sánchez, llenos en cambio de sectarismo y deseo de hacer el mal. Entre los dirigentes socialistas habría que salvar, no obstante, a unos pocos, como Pedro Aparicio, Nicolás Redondo Terreros y alguno más.
Hay en la izquierda más cerril un sectarismo y un deseo de revancha que no auguran nada bueno. El sectarismo es criticado por todos, incluso los propios sectarios, que no se dan cuenta de que lo son. Y la revancha es imposible de llevar a cabo, porque la guerra terminó en el 39 y no es probable que quede ninguno de los intervinientes y si quedara tampoco sería de los más relevantes. Los responsables de que se produjera la guerra, tanto de derechas como de izquierdas, ya no están. Esas ansias de revancha, que no pueden ser sino heredadas, nunca han tenido sentido, pero ahora menos que nunca.
La Transición fue una gran idea, porque significaba la reconciliación entre los dos bandos. Fue Santiago Carrillo quien convenció a Felipe González para que participara en ella. Algunos querían la ruptura, y sólo pensar en ella y lo que habría sucedido pone los pelos de punta.
Lo que se hizo mal fue no establecer la separación efectiva de poderes y concederles a los nacionalistas más fuerza y representatividad de la que realmente tenían.
La ruptura ya no puede tener lugar, porque entre los jóvenes de hoy, incluidos los del PP se ha instalado la idea facilona de que Franco se levantó un día por la mañana y se dijo: Voy a dar un golpe de Estado e instaurar un dictadura.
Carlos Totorika, en su día, representó el espíritu de la Transición. La gente mezquina que le niega el homenaje a Miguel Ángel Blanco representa la traición, la deslealtad y la cobardía.

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