martes, 31 de diciembre de 2019

Lo de Bolivia, peor

Lo correcto, una vez que han sido pillados en una fea maniobra -dados los personajes que permanecen en el interior de la embajada de México, no hay más remedio que considerarla así- es que el gobierno español se hubiera disculpado.
Lejos de eso, ha optado por enredar más la situación y ha expulsado a tres diplomáticos bolivianos, con lo cual reconoce de hecho su implicación en el incidente que ha dado origen al conflicto, porque si no hubiera tenido nada que ver no le habría costado nada disculparse.
El gobierno del felón Sánchez se sitúa claramente del lado de Evo Morales, cuyas fechorías van saliendo a la luz, y a la vista de la actitud que mantienen sobre la situación de Bolivia, Monedero, Iglesias, Montero, etcétera, cabe sospechar que los podemitas son cómplices suyos, y en esa dirección apuntan también otros políticos bolivianos no afectos al régimen de Morales. Van más lejos, incluso, puesto que indican que algunos de los que están refugiados en la embajada mexicana podrían haber entregado grandes sumas de dinero a Podemos, con lo cual, y de ser cierto, resultaría que el gobierno de España en funciones estaría ayudando a evitar que todo esto saliera a la luz.
Sánchez y otros miembros de su gobierno lo niegan, pero es tal la aversión que sienten estas gentes por la verdad, según vienen demostrando con sus actos, que no es probable que les crean ni sus propios familiares.
El asunto es muy grave, no solo por las posibles implicaciones con el narcotráfico, sino sobre todo por las relaciones de España con Bolivia y los países de la zona que escapan a la influencia del chavismo.
Sánchez tenía ante sí la posibilidad de formar un gobierno constitucional que pudiera trabajar para disminuir el paro y defender el estado del bienestar y en lugar de eso ha preferido aliarse con la peor chusma y echar por tierra el prestigio de España en el ámbito internacional.

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