He leído varios artículos, escritos por
prestigiosos juristas de ambos sexos, sobre el Caso Arandina. El
resultado es desolador, porque lo que está en juego no es la suerte
de unos chicos, sino la justicia misma. O sea, la democracia.
Este
texto,
que
a la ministra Dolores seguramente no le causa ninguna preocupación,
pero a los españoles normales sí que debería inquietarles:
«He
estado más de diez trienios en las cárceles tratando con todo tipo
de delincuentes y he conocido distintas condenas para el mismo delito
o muy parecido, dependiendo la mayoría de las veces del abogado
defensor, la acusación particular y, en mucha mayor medida, del
tribunal sentenciador. Cinco o seis años antes de jubilarme se hizo
evidente la inclinación judicial a castigar con el máximo rigor los
delitos catalogados como “de género”, llegando a su máxima
gravedad si la acusación particular -no necesariamente la fiscal- la
ejercía una asociación de las que los españoles llaman “de
mujeres”»,
extraído de aquí:
http://salmonetesyanonosquedan.blogspot.com/2019/12/38-anos.html
Hay
grupos que pretenden desprestigiar a la Corona, porque se dan cuenta
de que es un bastión en la defensa de las libertades y la
democracia, y amedrentar a los jueces, porque la justicia es el otro
baluarte con el que chocan. Y esos, cuya maldad no disimulan, se
atreven a criticar a Franco. No tienen derecho a hacerlo con nadie,
porque para ello primero deberían optar por la virtud.
Aquel
juez que redactó un memorable voto particular en la sentencia de La
Manada, lo hizo procurando el bien común, tratando de salvar a la
justicia, para que los ciudadanos podamos desenvolvernos con
tranquilidad, sabiendo que los jueces no permiten las medidas
arbitrarias. Sin embargo, fue criticado por otro lamentable ministro
de Justicia, más atento al ruido de la calle que a defender a los
ciudadanos.
Con
la sentencia del caso Arandina, quien no se eche a temblar es un
inconsciente.
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Tránsito en la mirada'
'Te doy mi palabra'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Tránsito en la mirada'
'Te doy mi palabra'
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