viernes, 20 de diciembre de 2019

Consecuencias imprevistas del fallo de la Justicia Europea

Dice Emilia Landaluce que la decisión del Tribunal Europeo hará que Vox llegue a los cien escaños. No es el arte de la adivinación mi fuerte y, además, creo que los efectos de los movimientos telúricos son pasajeros.
Espero, en cambio, que este fallo motive una reflexión interna en los dos grandes partidos y la parte más noble de ellos tome cartas en el asunto y se proponga reparar los fallos graves del sistema, con el fin de dificultar el acceso de los sinvergüenzas a la política.
Pero si parece ingenuo pensar en lo dicho, más fácil parece pensar que el ancestral complejo de inferioridad de los españoles con respecto al resto de los europeos va a desaparecer de golpe, a la vista de continuas muestras de deslealtad y los fervientes deseos de perjudicar a España que vienen mostrando los distintos tribunales europeos. También nos ha servido para darnos cuenta de que la justicia española, manifiestamente mejorable, no es peor, ni mucho menos, que la de otros países que están satisfechos con la suya.
A partir de ahora, los españoles, incluidos los tribunales de justicia, harán muy bien con mirar con desconfianza todo lo que proceda de esos peculiares ‘socios’ que tenemos. De hecho, si se presentó el asunto ante el tribunal de la Unión Europea fue por exceso de confianza, porque no había necesidad de hacerlo. Aquellos jueces han aprovechado la ocasión y ahora hemos de darles las gracias por abrirnos los ojos.
La Unión Europea es una necesidad, por lo que no hay más remedio que seguir adelante, pero los españoles a partir de ahora hemos de recuperar la cautela que nos ha faltado hasta el momento. Hay que mirar a nuestros socios a los ojos y hay que hacerlo con firmeza y hacerles ver que no les vamos a pasar ni una más, y que vamos a defender nuestra razón con uñas y dientes. 

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