jueves, 5 de diciembre de 2019

¿Cómo ha llegado Batet hasta ahí?

Dicen que en otros tiempos bailaba, bailaba y bailaba. Lo que le echaran. Del baile a la presidencia del Congreso de los diputados. Dicen que eso es feminismo, o sea, que tenga ese cargo, pero por lo visto no porque sea mujer, sino porque es ‘progresista’. Ella parece ser que sí que ha progresado.
La fiesta de los toros, que da lugar a un lenguaje, preciso, muy técnico y bello por eso mismo, es una fuente de anécdotas y de enseñanzas. Los nombres con que se designa a los toros según su modo de embestir o de enfrentarse a la lidia son perfectamente válidos para aplicarlos a las personas. Pero no solo eso, también la sapiencia de los toreros da lugar a anécdotas útiles para explicar episodios cotidianos. Por ejemplo, la conocidísima de Juan Belmonte, cuando acudió a una corrida benéfica presidida por el gobernador civil Joaquín Miranda, que había sido banderillero suyo. Un amigo, extrañado, le inquirió sobre esta circunstancia y ante su lacónica respuesta afirmativa, siguió preguntando: ¿cómo ha podido pasar de banderillero a gobernador civil? Po… po… po cómo va a sé? De… de… degenerando, fue la respuesta del tartamudo torero.
Los indeseables que han querido burlarse de la Constitución lo que han hecho es poner de manifiesto que su alma es nauseabunda e indigna, y han puesto también en evidencia a Batet, Merichel Batet, y ahora ya sabemos que su risa es la risa del zascandil. Queda también patente la doblez de su señorito, el tal Sánchez, que fue capaz de decirle a alguien que no era decente. Como si él lo hubiera sido alguna vez en su vida.
Si los tipos que han hecho esos juramentos o promesas tan degradantes, para ellos, tuvieran un asomo de dignidad no se habrían presentado a las elecciones, puesto que no les gusta la Constitución. Evidentemente, no albergan ningún propósito bueno hacia los ciudadanos que les vamos a pagar sus sueldos, pero hay gentuza que les permite estar y que se comporten así.


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