martes, 28 de septiembre de 2021

Giménez habla de Rufián

 

Lo ha hecho en VozPópuli y tiene mérito escribir un artículo tan largo sobre un personaje tan vacío, tan hueco y, no obstante, tan engreído en su estupidez. Superman quiere convencer a los obreros que votan a Vox. ¿Por qué se cree él superior a cualquier otra persona? ¿Por qué está tan seguro que son los votantes de Vox los que se equivocan y no los que le votan a él?

De momento, Vox ese partido al que pretende demonizar no incumple ninguna ley, ni ha mostrado intención de incumplirla. Quizá sí de cambiar algunas leyes mediante los procedimientos previstos en la propia Constitución, pero esta intención, de haberla, es perfectamente democrática y constitución. En Vox hay víctimas del terrorismo.

En el partido de Rufián -Superman le llamó Abascal jocosamente- hay terroristas, o sea, personas cobardes y sanguinarias, y no hay ningún respeto a la ley. Algunos de sus líderes fueron condenados por incumplirla. Es decir, es un partido perjudicial para los trabajadores. Es perjudicial para todos, pero son los trabajadores los que más necesitan la protección de las leyes. En donde la ley no se respeta, el obrero está vendido. Se nota especialmente en Cataluña, en donde a los trabajadores se les imponen unas cargas que pueden considerarse sevicias.

A Rufián, o Superman, habría que pedirle que hiciera una redacción de al menos un folio sobre la Constitución. Si fuera un particular, lo que escribiera, muy probablemente, sería motivo de compasión y merecedor de que algún buen samaritano le dé lección. Pero siendo, como es, diputado, lo que escribiera sería motivo de pérdida inmediata de esta condición, y acaso de alguna medida más, si las instituciones estuvieran regidas por personas con la solvencia moral adecuada. Si Félix Pons levantara la cabeza y viera qué persona de su partido gobierna ahora el Parlamento y de qué modo lo hace comprobaría que ya nadie tiene respeto a los antecesores.

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