miércoles, 8 de septiembre de 2021

El cáncer, peor en España que en Francia

 

Los enfermos de cáncer de los países de nuestro entorno reciben mejor tratamiento. ¡Hay que ahorrar, señoras y señores! Hay que ahorrar para pagar los ministerios de cuota, de cuoto y de cuote. Hay que ahorrar para pagar las innumerables televisiones regionales. Hay que ahorrar para pagar los infinitos chiringuitos en los que la clase política tiene colocados a sus amiguitos.

Este gobierno resiliente, solidario, sostenible, paritario, antifranquista, procastrista, prochavista y, sobre todo, sanchista, que anuncia que «no dejaremos a nadie atrás», si que deja a casi todos atrás.

Es seguro que si el Felón, o alguno de sus aduladores más queridos en ese momento, enferma de cáncer recibirá el tratamiento más avanzado del mundo. Para los demás, nada, o sea, nada fuera de lo corriente en España.

Aquí el dinero está para pagar los viajes en Falcon, las vacaciones en La Mareta, las vacaciones en Doñana, y todos los chiringuitos de los que viven miles de gandules y todas las televisiones en las que los partales de turno exponen su miseria moral, su carencia de escrúpulos.

Digamos que el cáncer es una enfermedad que se lleva a mucha gente cada año, pero la ciencia va encontrando modos de combatirla. En un país civilizado, como es España, cualquier ciudadano debería tener derecho a los mismos recursos que los que tendría si residiera en Alemania, Estados Unidos o Corea del Sur.

El pueblo español es caritativo, como lo demuestra el número de donantes de sangre y de órganos. El pueblo español pagaría con gusto sus impuestos si luego viera que se gastan de forma decente, de forma civilizada, de forma democrática.

Pero no ocurre así, y los enfermos de cáncer españoles pueden contar con médicos que están a la altura de los mejores del mundo, pero sabe que están lastrados por una clase política a la que cabe calificar como chusma.

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