miércoles, 22 de septiembre de 2021

Problemas judiciales para Laya

 

Si la cara es el espejo del alma, y la Arancha González Laya da idea de que es muy aplicada y obediente, cuesta imaginar que haya tomado una decisión por iniciativa propia, sino que más bien está a lo que le mandan.

El caso es que en el PSOE es habitual que el Señor X se vaya de rositas y que sean otros los que carguen con la responsabilidad ante el juez. Luego, a esos otros, convictos y confesos, van a arroparlos en el momento de entrar en la cárcel. Todo muy democrático, caballeroso y en el marco del sentido del deber, nótese la ironía.

Los de Podemos, y adyacentes, todos de la misma laya, parecen tener claro quién es el señor X, pero en el caso que concierne a Laya, en el que estaban muy interesados en que las cosas ocurrieran como finalmente fueron, no es probable que vayan a dar la cara por ella, o sea, que la dejarán sola.

La obediencia ilimitada tiene riesgos. Generalmente, todo va bien, todo va bien, todo va bien, y el interesado o interesada progresa, progresa y progresa. Pero si en un momento dado algo sale mal, lo que viene es el pozo.

El nuevo Señor X puede ser el Felón, porque son muchos los que lo tienen cogido de salva sea la parte y él, con tal de seguir siendo Falconetti, lo que haga falta. No se puede esperar de este ‘personaje’ que trate de emular a Margaret Thatcher: Me hago responsable. Lo propio de él, por el contrario, es: a mí que me registren. No es el único, no obstante, que podría ser el tal Señor X, porque en el gobierno Frankenstein hay cada uno y cada una...

Cuestión distinta es que se intente presionar o amedrentar a los jueces y a los periodistas que cubren el asunto, habida cuenta de que sufrimos un gobierno cuya simpatía por la democracia no va más allá de la hipocresía.

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