Era un juez que se ganó el cariño y la admiración de los españoles por su contribución a la lucha contra ETA, pero luego ha enterrado todo ese prestigio por acceder a formar parte de un gobierno, apoyado, entre otros indeseables, por el etarra Otegui.
Marlasca sabe que ha de morir política y profesionalmente a manos de Olona, porque ha hecho muchas y ella las tiene todas anotadas. Se regodea cuando en el Parlamento o en otro acto público tiene que dirigirse a él. Lo sufre y está desesperado. Su única defensa consiste en incitar al odio a VOX, para ver si así consigue hacer desaparecer a este partido de la escena política.
El Felón asiste complacido a ese intento de demonizar a VOX, e incluso a menudo participa en el intento, porque así, de paso amedrenta a Casado, que la verdad es que no se atreve a presentar todos esos recursos que sí presenta el partido de Abascal, y de paso para que no se piense en los partidos infames que lo apoyan a él. El Felón alienta las diferencias entre Casado y Abascal, pero ha aparecido una estrella en el firmamento, en realidad ya lleva tiempo brillando, que ha trastocado todos los planes de la izquierda, hasta el punto de que ha llegado a cortarle la coleta a uno y no será el único en doblar la cerviz.
El caso es que Marlasca lo ha sacrificado todo por ser ministro del Felón, que sabe que ha de morir, política y profesionalmente, a manos de Olona, pero le tiene más miedo al Felón que a ésta. Después de ver lo que ha hecho con Ábalos y otros y ha estado a punto de hacer con él mismo, no le llega la camisa al cuerpo.
Elocuente fue aquel vídeo en que aparecía vigilando todo para no le lanzaran objetos al Felón y éste pasó por su lado sin mirarlo.
¡Pobre Marlasca!
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