Ha dicho el sujeto este que es titular de una cartera ministerial: «En una democracia plena ni los jueces pueden elegir a los jueces, ni los políticos a los políticos, ya que son los ciudadanos quienes escogen a unos y otros».
Adviértase el engaño. Si fuera un intelectual sin comillas habría dicho ‘democracia’. Al añadirle el adjetivo ‘plena’ demuestra que su condición de intelectual, que se arroga al hacer esa afirmación, deja mucho que desear y, al mismo tiempo, su intención de engañar.
O hay democracia o no hay democracia. Y para que haya democracia es indispensable que haya separación de poderes. Y lo que pretende este sujeto, porque no se le puede llamar de otra manera, es que su señorito tenga el control absoluto de todo.
Ya tiene el control del Fiscal General del Estado, bastión que piensa defender con uñas y dientes, porque si se le escapa sus posibilidades de utilizar el Falcon cada día disminuyen.
La independencia de los jueces, y de los medios, que no se olvide esto, del poder político es absolutamente necesaria para defender la democracia de tipos como el Felón, cuya relación con ella es puramente retórica y engañosa.
El Felón es un fraude en sí mismo y necesita cómplices para seguir su camino. Y aquí aparece Bolaños pretendiendo convencer al personal de que los jueces también han de obedecer al Felón y actuar según los intereses de Su Persona.
La mejor manera de elegir a los componentes del CGPJ la proporcionó García-Trevijano, cuya capacidad intelectual era muy superior a la de este Bolaños, al que habrá que poner, más o menos, a la altura del Rufián, y recientemente el poseedor de otro cráneo privilegiado, como es Sosa Wagner, ofreció otra idea sobre el particular muy a tener en cuenta.
Lógicamente, ninguna de las dos interesa al Felón y, por tanto, tampoco a sus cómplices.
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