miércoles, 1 de septiembre de 2021

Iglesias (más bien, Ermitas), ahora profeta

 

Y siempre malasombra, moralmente hediondo y henchido de torpeza y prepotencia. Ha abandonado la política, pero ha dejado en algunos ministerios varias excrecencias suyas, que derrochan mucho dinero de esos impuestos que los trabajadores pagan a veces privándose de comer, y legislan con el fin de destruir el Estado del Bienestar conseguido a costa de grandes sacrificios.

Leo en la prensa de hoy: ‘Otoño cuesta arriba para las pymes. La luz y la subida del SMI elevan la presión antes de salir de la crisis’. Exactamente, es lo que quieren los podemitas, la quiebra del Sistema, el crecimiento desorbitado del paro y con ello el descontento general. Bien, es una suerte que no haya genios al mando de esa nave dañina, sino gentes equiparables a Otegui o Rufián.

Quienes le han proporcionado una tribuna a ese Iglesias, o Ermitas, para que vomite su bilis, no pueden ser considerados más que como impresentables. Ya puestos, ¿por qué no se la ofrecen a Abimael Guzmán? Tendría más morbo y, por ende, más audiencia.

Desde su nuevo púlpito, este tipo que no ha escondido jamás sus simpatías por los dictadores más sanguinarios del planeta, alerta a la población en contra de VOX, partido este que nunca ha propugnado el incumplimiento de ninguna ley, lo cual le hace merecedor, por tanto, de la consideración de partido demócrata.

Y esta es la cuestión, no hay ningún detalle en el tal Iglesias, o Ermitas, que permita considerarlo como demócrata, sino que todo en él apunta a su deseo de convertirse en tirano o dictador y someter a todos los ciudadanos por las buenas o por las malas.

En la actualidad ya hay mucha gente que se ha dado cuenta de cómo es. De hecho, han sido los suyos quienes lo han expulsado de la política, porque el desdén de los demás era pretendido por él.

Pero las gentes del mal lo consideran útil.


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