martes, 31 de agosto de 2021

A propósito de CAT y Ayuso

 

Hay una entrevista en la que Cayetana Álvarez de Toledo, esa dama que supo parar los pies al entonces Patán de Galapagar, habla en términos elogiosos de Ayuso, pero acabo de recordar un reportaje genial de Enric González, cuando ejercía de corresponsal de El Mundo en París y hablaba de las ratas. Merece la pena leerlo.

El caso es que Cayetana, que debería seguir siendo la portavoz, dice que Ayuso no es una intelectual. Y ella tampoco. El papel de los intelectuales es señalar los abusos del poder. Un intelectual siempre ha de estar en contra del poder, sea cual sea el partido que lo tenga. Y ella forma parte del poder, porque lleva muchos años vinculada a la política y creo que en algún momento ha llegado a estar afiliada a dos partidos a la vez.

Lo que no se le puede negar a Cayetana es que es una mujer ilustrada. O muy ilustrada. Y ya que hoy en día se habla tanto de la belleza del Felón, pues yo prefiero la suya..

También ha aparecido aquí la condición de político, que, en pureza, es un ser abnegado, desprendido y generoso. Es decir, alguien que dedica unos años de su vida, en los que descuida, en mayor o menor medida, sus negocios privados, para intentar mejorar la de sus conciudadanos. Pero esto, que debería ser lo habitual, pertenece al campo de lo onírico. Abundan aquéllos, y aquéllas, que hacen de la política su medio de vida, y que no sirven para nada más que para tomar el pelo a unos votantes deseosos de que se lo tomen, narcisistas que usan la política como escaparate para que los vea todo el mundo, macarras, gentes sin educación alguna, engreídos, vividores, psicópatas y otros especímenes desalmados.

Por lo menos, Cayetana tiene modales y maneras y sus intervenciones en el Hemiciclo no pueden sino resultar balsámicas.

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