jueves, 19 de agosto de 2021

Nadiña nos engaña

 

Nadia Calviño sabe que se avecina el desastre, pero sigue ahí, dando soporte a un gobierno que otros ministros, y el propio presidente, ensucian y ensucian y ensucian.

Dicen que tenía buen cartel en Bruselas, pero no la conocía nadie fuera de su ámbito, no era famosa, y ahora sí lo es. Que una señora del ámbito económico, no del artístico, valore tanto el precio de la fama, es significativo. A un cantante, a un pintor, a un torero, les viene muy bien ser famosos, porque cuánto más lo sean más alta será su cotización. Algunos son capaces de vender su alma, o lo que tengan, al diablo, con tal de ser famosos. No saben vivir en un rincón, como tanta gente consigue hacer. Y en donde no tendrán más remedio que esconderse a partir de ahora los homosexuales en Afganistán, diga lo que diga Amelia Valcárcel, a la que han suspendido la cuenta de modo dictatorial en Facebook por decir eso. Por muy equivocada que esté, es muy feo que le hayan suspendido la cuenta. El modo dictatorial avanza y luego cambian de sitio los huesos de Franco, como si hacer eso fuera un acto demócrata.

Tenemos un gobierno que derrocha a manos llenas, especialmente por los sectores presidencial y podemita, mientras muere gente a causa de la ola de calor por no poder pagar la refrigeración y esta gente confía en que venga un ciclo de bonanza, que no podrá ser sino pasajero y artificial para volver a ganar las elecciones. Y eso es lo único que les importa, seguir usando el Falcon, disfrutando de la vida, aunque para ello tengan que disimular u ocultar la realidad de las cosas, el drama que generan en cientos de miles de hogares, a cuyos componentes, no obstante, intentarán engatusar con mentiras y falsedades.

Y a todo esto se presta Calviño, con tal de ser famosa.


No hay comentarios: