domingo, 22 de agosto de 2021

Una ministra manosea a Lorca

 

Tiene la capacidad cerebral que viene demostrando, que más o menos es como la de Lilith Verstrynge, o sea, que sabe que dos más dos son cuatro y para de contar. ¡Estuvo de cajera, estuvo de cajera!

Pero, claro, como vio George Bernard Shaw, la inteligencia es lo que está mejor repartido en el mundo, porque todos están satisfechos con la que tienen. Y esta ministra, pues también. Y su amiga Lilith. Digo que es amiga porque está en la misma onda, en el mismo partido, tiene los mismos gustos, aunque es posible que me equivoque.

El caso es que la ministra no se ha dado cuenta aún, y no está en los escritos que se tenga que dar, que un elevado porcentaje de la población tiene una capacidad cerebral superior a la suya. Ella, volvamos a George Bernard Shaw, se cree que es más lista que todos y que puede engañar a todo el mundo. De hecho, ¡ha llegado a ministra! Que se rumoree que lo ha conseguido por la vía vaginal no le causa problemas de conciencia. Ella sigue creyendo que lo ha conseguido porque es la más lista. Y encima hay un grupo de personas que la aplauden y esas son las únicas que le interesan. Aunque las grandes cantidades de dinero que maneja proceden de todos, de quienes le aplauden y quienes no, y la vida lujosa que lleva también corre a cargo de todos.

No pasa nada si ella tiene el cerebro que tiene. Todo el mundo tiene derecho a la vida. Toda flor que pueda florecer, florezca, dijo poéticamente ese Punset que alternó paletadas de cal con otras de arena. El problema es que todo parecido de esta con una flor es pura ofuscación y que el dinero que derrocha con tanta alegría lo han ganado los trabajadores con sangre, sudor y lágrimas. Y los trabajadores merecen respeto.


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