Menos conseguir que la gente seria la tome en serio es capaz de casi cualquier cosa, de mentir sin parar, de sonreír siempre, aunque sea explicando que dos mil trabajadores más van al paro, de inventarse másteres que no tiene, no uno, como Cifuentes, sino tres, de decir una chorrada tras otra. La penúltima quizás: «El gobierno progresista no puede funcionar con las reglas de juego marcadas por el liberalismo más brutal».
Aparte de que no hay nada más brutal que el comunismo, al que está adscrita, veamos lo de este gobierno ‘progresista’, apoyado por etarras, comunistas, delincuentes y sinvergüenzas, que progresa a toda velocidad hacia la ruina y la miseria:
Está presidido por un felón, un tipo que traiciona a todos los que puede traicionar. A los que no puede, porque lo tienen cogido por salva sea la parte, no. Lo conocen y no aflojarán la presión, si acaso apretarán un poco, hasta que duela, para que sepa con quien se está jugando los cuartos. Ella, la Yoli, es una de los que tienen cogido. Por sigue de ministra y seguirá mientras esté él. Otro ministro, también por la misma cuota que ella, dice que la memoria no tiene sentido, porque ya está la internet. Muchas arrobas de maldad tiene este sujeto para repartir. Afortunadamente, se prodiga poco. El felón ha escrito una carta a sus feligreses explicándoles lo que ellos pueden ver con sus propios ojos. El felón se siente faraón, o caudillo. Felipe González se subió al Azor.
Lo de la Yoli tiene narices, y no es una indirecta, porque habría que preguntarle, sonriendo, como hace siempre ella, o no, en qué rigen las reglas de juego que le gustan y cómo les va a los que viven en esos países. Por decir algo, a los cubanos los están moliendo a palos, los venezolanos observan sin esperanzas y los peruanos han tomado ese rumbo y ya muchos tienen el miedo en el cuerpo.
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