Está muy de moda recoger firmas para cualquier cosa. Es gratis y permite creerse bueno o muy bueno. Recogen para todo, para que los talibanes no degüellen a las señoras por no taparse de arriba a abajo, y de paso decir que la culpa de todo de es Ayuso o de Aznar. Recogen firmas y no sé si luego irá Anabel Alonso, tal y como su madre la trajo al mundo, a entregárselas a no se qué talibán, para que tome note note y cambie de actitud. A lo mejor no se consigue nada pero el numerito puede ser digno de ver.
Para el cambio climático creo que también vienen recogiendo, pero no sé qué puedo hacer yo ahí. Quienes pueden hacer algo al respecto son los gobiernos de la India, de China, de Rusia, de Estados Unidos. Ellos son los que pueden tomar medidas efectivas para el planeta, y no yo que debo de estar en el grupo humano que menos contamina del planeta. Dejé de fumar el 17 de mayo de 1985. Sin embargo, este asunto tiene miga, porque no contamino, o lo hago de forma imperceptible, pero me ponen impuestos como si lo hiciera; me obligan a soportar bicicletas por la acera, o los patinetes, que dicen que no contaminan, pero sí lo hacen, porque a causa de los sustos que dan en sus recorridos impunes a gran velocidad por las aceras, se liberan muchos gases a la atmósfera y mucho malhumor, que esto también influye. Quizá el cabreo de la gente a causa de las bicicletas y los patinetes haga aumentar la temperatura de modo perceptible.
Como suele ocurrir, quienes menos culpa tenemos de las cosas que ocurren somos los que hemos de correr con los gastos.
No dejarse tomar el pelo hoy en día es motivo de exclusión.
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