jueves, 5 de agosto de 2021

Anciano en la cárcel por defender su casa

 

Seguramente, quienes hicieron la ley mediante la cual un anciano está en la cárcel por defender su casa estarán satisfechos. Es decir, no se han cuestionado jamás que pudieron hacer una barbaridad. Y lo de que se arrepientan cabe incluirlo en el campo de lo quimérico. Se sienten poderosos por haber aprobado leyes, eso es todo. Y a lo mejor lo que han hecho es obedecer al que manda: tú vota esto, luego esto otro. Así vamos.

O sea, que un señor mayor, que no es Chuck Norris precisamente, se da cuenta de que alguien entra en su casa a las dos y media de la noche y tiene que preguntarle al intruso:

-¿Va usted armado?, si la respuesta es afirmativa diga que armas lleva y qué intenciones tiene. Se lo pregunto para poder responder a su ataque de forma proporcionada.

Esos deseos que tienen muchos políticos españoles de demostrar que son más demócratas que nadie -sin tener ni idea de lo que es la democracia-, más buenistas que nadie -el buenismo es una plaga como la de la langosta o peor-, más garantistas que nadie, ha dado lugar a un estado de cosas en el que los sinvergüenzas tienen ventaja sobre los honrados. Y eso me da a mí que tenía que pasar, porque presiento que entre los legisladores hay muchos sinvergüenzas. Por eso, en lugar de proteger, sobre todo, al inocente para que no sufra injusticia, a quien se protege es al infractor. Y a menudo se crea una maraña legal en la que el inocente queda atrapado, si tiene la desgracia de dar con jueces y fiscales degenerados moralmente, que sirve para que pusilánimes y verdaderos culpables hallen alivio.

Nunca se les ha ocurrido pensar a nuestros honorables -es un decir- legisladores que a quien tienen que proteger, por encima de todo, es al inocente.


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