Tuve un amigo muy gracioso en los tiempos juveniles. Tenía él 16 o 17 años cuando una chica hizo amago de quemarlo con un cigarrillo. Enseguida dijo él: si me quemas, te abraso. Y todas se echaron a reír. Este mismo preguntaba: ¿quién viene tras Mohamed I?, y él mismo respondía: Sécame después.
Pero en aquel entonces en que a Franco todavía le quedaban unos años de vida, Marruecos apenas hacía pinitos en el panorama internacional, pero ya tenía sus planes. Para las gentes de estas tierras el tiempo no existe, ellos van poniendo granitos de arena, uno sobre otro, sabiendo que conseguirán hacer una montaña. Esos planes suyos empezaron a dar fruto con la Marcha Verde, mediante la cual se apropiaron de un territorio sobre el que no tienen ningún derecho.
Un rey tiene la ventaja de que no ha someterse a elecciones, por lo cual el corto plazo le causa menos problemas que a los políticos que han de vivir pendientes de las urnas, pero el de Marruecos, al contrario que el Rey de España, que no hace mal a nadie, proporciona estabilidad, genera confianza y resuelve problemas, el de nuestros vecinos del sur sí que tiene unas garras con las que atrapa a los disidentes, a los que no comulgan con sus ruedas de molino. Puesto que tiene a sus paisanos controlados, acobardados o comprados, puede manejarse en el concierto internacional.
En el caso del Sáhara, territorio que fue una provincia española y que nos ha arrebatado con las armas de la astucia y de los intereses creados con otros países, como Francia y Estados Unidos, ya se maneja como si tuviera derecho sobre él desde antes de que existiera Marruecos.
Pero es que hay que llevar cuidado, desde que Marruecos es independiente, viene hablando de Ceuta y Melilla, primero como impertinencias, pero cada vez con más insistencia. Con el Felón al mando del gobierno de España, el asunto es muy peligroso.
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