martes, 11 de febrero de 2020

Hacer apología del franquismo

Los sinvergüenzas que nos malgobiernan han anunciado, por boca de ganso, como no podía ser de otra manera, que van a incluir la apología del franquismo en el nuevo código penal. Se ha olvidado que el pasado 19 de septiembre el Parlamento Europeo aprobó una resolución con la que se condena el comunismo. En España, los comunistas forman parte del gobierno.
Veamos el caso. El comunismo, el nacionalismo, el fascismo y el nazismo nacieron con vocación de eternizarse. Afortunadamente, el fascismo y el nazismo desaparecieron y esas dos palabras que los definen ya solo quedan como insultos, generalmente sin fundamento alguno, sobre todo por parte de quienes los utilizan que suelen estar más cerca de serlo que aquellos a quienes se los dirigen.
Desgraciadamente, el nacionalismo y el comunismo siguen vivos y continúan torturando emocionalmente y en ciertos países también físicamente, a quienes no se someten a sus dictados.
El comunismo, que tantos millones de muertos ha causado, se sigue vendiendo como panacea de no se sabe qué, porque lo único que puede prometer es la ruina, la miseria moral y la muerte.
El nacionalismo es la mayor amenaza para el Estado del Bienestar, que tantos esfuerzos y sacrificios nos ha costado. No deberíamos echar a perder el legado de aquellos que lucharon para que viviéramos de forma digna.
El franquismo nació con fecha de caducidad. Con la muerte de Franco se acabó el franquismo. Ya solo quedan dos o tres nostálgicos mal contados. Ni siquiera Vox es franquismo, aunque los sinvergüenzas quieran hacerlo pasar por tal.
El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, hay que recordar esto, porque nos encaminamos hacia una dictadura comunista. Todas las dictaduras son corruptas y envilecen a la población, pero el franquismo no envileció tanto al personal como lo están haciendo los nacionalistas y los comunistas. Ni tampoco se enriqueció nadie en el franquismo tanto como lo han hecho otros en democracia. Urge la independencia judicial, es la mejor garantía para los vulnerables. 

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