domingo, 16 de febrero de 2020

Inesperada muestra de talento de Montero

Nuestro Señor Jesucristo, en un alarde de Su Infinita Bondad, ha hecho que los españoles podamos disfrutar de una ministra de tan excepcionales condiciones como las que ha venido a demostrar la señora Montero.
Sin duda que el Espíritu Santo ha inspirado a Pedro de la Preveyéndola, también conocido como El Felón, para que fije su mirada en ella y le encargue nada menos que el ministerio de la Igualdad. Ahí es nada.
No descartaría que esta señora se viera obligada, como consecuencia de su condición femenina, a peinar y cardar coletas y a consecuencia de ello haya puesto en marcha a su poderosa mente y haya alumbrado este pensamiento que ni siquiera se le ocurrió a Newton: "Las mujeres también somos seres racionales y podemos aportar, pensar y ser ciudadanas de pleno derecho". Claro que Newton estaba ensimismado viendo caer la manzana y no se pudo dar cuenta del detalle. Para eso está Montero, para subsanar los errores de los grandes genios de la humanidad. A partir de ahora, nada será igual. Del mismo modo que hay un antes y un después de Sócrates, se puede decir ya que habrá un antes y un después de Montero. ¡Ah, si Sócrates hubiera tenido a Irene en lugar de Xantipa!
Mención aparte merece su labor en el ministerio. Nos vamos a enterar de lo que son las leyes y los impuestos ‘progresistas’. ‘Podemos’ ir preparando nuestras carteras y nuestras carnes para los tiempos que nos esperan. Ella es ministra de Igualdad, o sea, que tiene que conseguir la gran proeza de que toda el agua de la piscina de su mansión esté igualada, es decir, al mismo nivel, y eso en el caso de que decida comprarse otra mansión también con piscina, para no tenerse que bañar en el mar con gentes de una casta inferior a la suya, lo que le obligar a tener que igualar también el nivel del agua de esta otra.

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