Digamos que el presidente del gobierno
regional catalán, como tantos otros, es un elemento grotesco y
estrafalario. Presume de desafiar al Estado, pero ejerce, aunque mal,
de representante suyo en Cataluña y cobra de él. A esta clase de
individuos se les conoce como fantasmas, porque presumen de lo que no
son, ni pueden ser.
Es cierto que este asunto, por la
particular y estúpida configuración política, ha llegado a ser muy
peligroso para España y sigue albergando mucho peligro, pero todo
esto se podría acabar pronto: bastaría con que el PSOE insinuase
algo en este sentido para que el PP se adhiriese rápidamente a la
idea.
El Estado es la totalidad de los
ciudadanos que lo sustentan. Los políticos son los encargados de
cuidar y proteger los bienes del Estado y cobran por ello. Son
empleados de los ciudadanos. Todo lo que haga un político en contra
del Estado que le paga es una traición. También es una traición,
por dejación de funciones, permitir que otros actúen de forma
desleal con el Estado.
Se está viendo en otras latitudes, en
las que quienes promueven iniciativas lesivas para sus Estados, como
la independencia de Escocia o el Brexit, o la independencia de
Quebec, lo hacen todo dentro del más estricto respeto a las leyes y
al orden constitucional.
Nada de eso ocurre en España y es lo que
permite saber que los españoles, como
Torra u Otegui, que trabajan, es un decir, en este sentido, son peores personas que aquellos.
Torra u Otegui, que trabajan, es un decir, en este sentido, son peores personas que aquellos.
El bravucón de Torra, por otra parte,
que tiene la pancarta en la que pide libertad para ‘los políticos
presos’ y ‘los prófugos’, él lo dice de un modo más
ridículo, los mantiene en la cárcel. No se ha atrevido a soltarlos.
De modo que si mantiene alguna comedieta,
será por algún motivo que se nos escapa. O no.
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Tránsito en la mirada'
'Te doy mi palabra'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Tránsito en la mirada'
'Te doy mi palabra'
No hay comentarios:
Publicar un comentario