miércoles, 11 de septiembre de 2019

Los enemigos de Cataluña

Se les reconoce fácilmente porque incluso cuando escriben en español, lo cual les escuece mucho, escriben Cataluña a su manera, o sea, evitando la eñe. Eso no es querer a Cataluña, sino ser cerril.
Arzalluz, en un rapto de lucidez, reconoció que pasará a la historia como malvado. Seguramente, le compensa lo de pasar a la historia. De Anagasti no cabe esperar nada parecido, pero hay que tener en cuenta que con el tiempo que debe de pasar peinándose no le puede quedar para mucho más. Por su parte, Urcullu da la impresión de que es uno de esos que solo aprenden una cosa, pero lo que aprenden lo aprenden bien; lo que ha aprendido es a poner la mano.
Pujol es, por lo menos, tan listo como Arzalluz. Y la prueba es que camina tranquilamente por la calle a pesar de todo lo que ha hecho. Ahora bien, quizá él no pueda permitirse el mismo lujo que el otro, porque los catalanistas no se lo permitirían. Pero es seguro que sabe perfectamente que ha hecho mucho mal a Cataluña y al resto de España. Eso no se puede decir de Torra o Puigdemont u otros, porque sus cerebros están envenenados por el odio y viven muy alejados de la realidad.
Se da el caso de que no se basan en nada a lo que tengan derecho, sino que lo suyo es la mentira, la ingratitud, la tergiversación, la falsedad histórica, el invento ridículo, el soborno con dinero obtenido de los sucesivos gobiernos de España. Y, claro, dados esos antecedentes, no cabe esperar ningún héroe. Todo lo más, alguna rahola, algún rufián, algún especialista en sopas, algún émulo de Anasagasti que hace de su pelambrera el símbolo de su vida… Todos seres sin grandeza alguna, incapaces de darse cuenta de que Cataluña, con la ayuda del resto de España, estaba encaminada a ser la región más próspera de Europa y en lugar de eso busca su ruina.

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