Con respecto a lo sucedido con los CDR, y
no solo en lo que respecta a la detención de unos cuantos de sus
componentes, si no también de sus actividades y sus planes, podría
pensarse que lo que desea Torra es que se aplique cuanto antes el
155, ante el temor de que los delitos que se le puedan imputar sean
cada vez más graves.
Pero eso sería en el caso de que Torra
fuera normal. Pero a la vista de que tiene sus capacidades mentales
claramente disminuidas a causa, quizá, de una locura transitoria
permanente, como dirían Les Luthiers, resulta complicado saber qué
es lo que se cuece en su fuero interno. Vicente Garrido Genovés
podría adentrarse en sus vericuetos cerebrales con más conocimiento
de causa.
De cualquier forma, aunque su intención
fuera la que muchos piensan, choca con piedra, quiero decir con
Pedro. Por nada del mundo dará motivo a los socialistas catalanes,
que son más nacionalistas que socialistas, es decir, se creen
socialistas pero no lo son, para que dejen de votarlo. Lo suyo es
engañar, engañar a todos, sobre todo a quienes desean ser
engañados, para el final llevarse el gato al agua. Algunos lo tildan
de calzonazos, pero yo no creo que lo sea. Nunca cede el paso a su
mujer, sino que se la deja atrás, como si no existiera. Solo piensa
en sí mismo. Otro que tal, pues. Yo soy el presidente, yo soy el
presidente, yo soy el presidente. Lo que ocurre, seguramente, es que
es un presumido de marca mayor y Begoña le aplaude cuando se da
cuenta de que necesita los aplausos. Y ahí están los dos, uno
cometiendo fechorías y la otra aplaudiéndoselas. Dios los cría y
ellos se juntan.
Todo el mundo sabe que en tiempos no tan
lejanos, Torra estaría recluido en un psiquiátrico y a ratos con la
camisa de fuerza. No cabe duda de que muchos añoran esos tiempos.
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