Parece ser que en la Cumbre el Clima, a
la que se desplazó en un avión de esos que no contaminan nada
-porque cualquier cosa en la que él se suba no contamina-, a
disputarle el estrellato a Greta Thunberg, y allí se enteró Sánchez
de que la GC había detenido a unos cuantos CDR y le molestó no
haberlo sabido antes.
¿Qué necesidad tenía él de saberlo?
Es curioso que alguien que le tiene declarada la guerra a la verdad,
que desprecia y menosprecia a la verdad y se ríe de ella, quiera
saber la verdad. La gente es de una inconsecuencia que al final
resulta jocosa. Al enterarse del asunto, allí, entre los líderes
del mundo, los que fueron, y la niña emergente, como nuevo icono al
que hay que rendirse para no ser considerado facha, podría haber
dicho cualquier cosa que se le ocurriera, cuanto más gorda mejor.
Que es lo que suele hacer, por otra parte, y ahí lo tenemos con su
coletilla recurrente: yo soy el presidente, yo soy el presidente, yo
soy el presidente. Por cierto, al que le suceda en el cargo también
le cambiarán el colchón, pero no lo va a ir contando por las
esquinas.
A Marlasca saber que el jefe estaba
cabreado lo puso de los nervios y se apresuró a echarles la bronca a
sus subordinados. A Marlasca hay unas cosas que lo ponen de los
nervios y otras que no. Por ejemplo, los de Ciudadanos ya le han
visto el plumero, o sea, que saben de que pie cojea. Y mucho.
Sin embargo, si una ministra dice de él
que es maricón, lo tolera tranquilamente. Pelillos a la mar, no nos
vamos a pelear por eso. Si su jefe pacta con Otegui para ser
presidente, pues miel sobre hojuelas, porque de ahí sale él
ministro. Que si Chivite en Navarra...
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